La única historia que hace referencia al "Principio de todas las cosas" está contenida en El Génesis; también en el Popol Vuh.

De allí en adelante, todo hace referencia a algo. Razón por la cual soy de las personas que piensa que: "Nunca empezamos de cero", ni siquiera cuando somos fetos, pues desde ese mismo momento en que fuimos concebidos de una relación sexual entre dos personas hemos de heredar de ellos sus genes. De modo que somos continuidad de otros.

Desde que somos niños aprendemos muchas cosas: las palabras, los gestos, las letras del abedecario, las creencias y las ideologías, entre otras cosas. Por eso terminamos siendo el reflejo de los adultos con los que nos criamos; y es que en ese proceso de crecimiento no solo vamos aprendiendo a realizar quehaceres, sino también vamos asumiendo "filosofías para hacerle frente a la vida". Sobre este último aspecto deseo enfocar mi participación.

Desde mi nacimiento hasta los 10 años viví con mis padres, luego me fui a vivir con mi hermana Agustina. De la convivencia con mis padres aprendí muchas cosas, entre estas destaco el poder enfrentar relaciones humanas hostiles y salir airosa de las mismas. Este aprendizaje lo adquirí de mi padre, quien siempre decía: "Aparta de ti la idea de que alguien te quiere hacer daño. Todo eso está en tu mente".

Tal vez por estas enseñanzas, creo que existe la bondad en un alto porcentaje y que la maldad es la excepción que confirma las reglas.

Ahora compartiré con ustedes una experiencia personal que me hizo confirmar la filosofía de mi papá:

Cuando ingresé a trabajar en la Universidad de Oriente, Núcleo de Sucre, yo tenía 24 años. Para ese entonces, había una matrícula estudiantil muy alta; razón por la cual se ideó un horario, de 7 de la noche a nueve. Yo fui seleccionada para trabajar a esas horas. Hubo muchos colegas que "calentaban mi oreja" diciéndome que debía reclamar, ya que ese era un horario muy peligroso para mí.

En ese momento, como en muchos otros, recordé la enseñanza de mi papá; y pensé: "Esta decisión de mi jefe no es personal, sino gerencial". Cuando me llamaron para darme el horario, el jefe me dio, sin que yo se lo pidiera, una serie de argumentos relacionados con el horario. Yo lo escuché, me puse en su lugar, y dije:

Lo que quiero es trabajar. No importa el horario".

Les cuento que ese fue uno de mis mejores semestres, no solo por el grupo de estudiantes aplicados que tenía, sino también, porque yo no tenía carro en ese momento, y los padres de muchos de mis alumnos se ofrecían para darme un "aventón hasta mi residencia"; y así logré no solo llegar a casa a buena hora, sino también me ahorré un buen dinero del taxi. Es decir, lo que en principio parecía apuntar mal, luego se tornó favorable para mí.

Desde ese momento comprendí más la frase de papá y la contundencia que tenía para la vida: "Los problemas interpersonales que tenemos los seres humanos, por lo general, no residen en lo que dicen los demás, sino en la manera cómo nosotros los asumimos".

En este momento tengo 51 años; y cada día trato de aprender más sobre las relaciones humanas; pero no lo hago desde cero, sino desde lo aprendido. Confieso que así como he validado algunos saberes, también he descartado otros; y eso me hace feliz, porque siempre me encuentro en un proceso de aprendizaje, lo cual me agrada mucho

Me encantó participar en este concurso. Por eso invito a @yola1, @casv y @genomil. Aquí la información