Viene de la Tercera parte

A los pocos segundos la visión había vuelto para todos los militares y con terror pudieron ver que habían sido descubierto por el enemigo. Aquel ser era inmenso y gracias al destello que generaba el refrigerador, podía ver a todos aquellos seres que invadían parte de su hogar.

Todos quedaron inmóviles. Aliados y enemigo están en estado de petrificación al verse sorprendidos ambas partes entre sí. Aquel gigante empezó a girar la cabeza hacia su derecha y enfocando su vista pudo ver al Marcador y Fulminato ubicados casi en la cima del refrigerador.

El Capitán Black al ver la reacción del gigante enemigo, emitió una orden dirigida a Fulminato para que activara las cargas explosivas y así poder emprender la retirada. Mientras esto pasaba, el gigante enemigo comenzó a subir su brazo en alto y con la palma de la mano extendida embistió bruscamente la posición donde se encontraba el francotirador y el explosivita.

Todos los militares del ejército que llevaban la campaña quedaron en silencio mientras aquel gigante veía la palma de la mano y con desprecio quitaba los cadáveres de los militares que había asesinado.

No hubo explosiones para cubrir la retirada. El creador de la distracción ya no estaba en el juego. Y todos los miembros del batallón de extracción, al ver la violencia del enemigo, cargaron con pedazos de la materia que fueron a trasladar y comenzaron una huida rápida.

Acto seguido, aquel ser de descomunal tamaño tomo un pedazo grande de una tela que posaba sobre la nevera y con un impulso desenfrenado golpeó la zona donde se encontraba el material por el cual se había generado la incursión militar.

Al levantar el trapo, muchos fueron los cuerpos que quedaron aplastado en aquella superficie lisa y resbaladiza. También en el pedazo de tela, había cuerpos sin vida de muchos soldados que habían intentado huir para salvar sus vidas.

El humano comenzó a separarse del campo de batalla hasta desaparecer. Ese era el momento de replegar las tropas. Todos los sobrevivientes del ataque con la tela comenzaron a correr hacia el túnel de electricidad por donde habían ingresado al centro de almacenamiento.

Una estampida frenética era la que emprendían los sobrevivientes. En medio de aquella carrera para salvar la vida, la noche se convirtió en día y todos los que huían pudieron ver claramente al ser que los atacaba.

El humano se dirigió hacia una puerta que estaba del lado contrario al centro de abastecimiento enemigo. Abrió la misma y casi inmediatamente tomo un envase de metal. Quitó la tapa del mismo y rápidamente fue hacia donde se producía la huida del ejército invasor.

El humano comenzó a accionar el atomizador que poseía aquel envase metálico y del mismo comenzó a salir un gas que comenzó a cubrir gran parte de las tropas en retiradas.

El detector de gases químicos de Malatión comenzó a hacer un pitido mientras todas sus luces comenzaron a cambiar de color verde a rojo. El experto químico volteó y observó la cara del Capitán Black que corría a su lado. Le mostró en plena carrera el aparato electrónico y el oficial entendió la gravedad de la situación.

¡Insecticida!, ¡Insecticida!, comenzó a gritar el Capitán de los Comandos para luego dar la orden de colocarse la máscara anti gas. La gran mayoría bajó un poco la velocidad de marcha que llevaban en la huida y comenzaron a buscar sus máscaras dentro del bolso de operaciones.

Algunos lograron colocárselas de manera inmediata mientras otros caían moribundos a medida que el gas los cubría rápidamente. Muchos de los que todavía corrían gracias a la protección de la máscara tropezaban con los cuerpos de sus colegas caídos.

Una segunda ola de gas era rociado por el dueño de la vivienda donde se desarrollaba la campaña militar. A pesar de humedecer los cuerpos de los militares atacados, el efecto del químico no era el mismo. Los que todavía huían estaban algo protegido por la tecnología militar de la máscara.

En la entrada del túnel de electricidad por donde los comandos y el batallón de extracción habían incursionado, se encontraban Onda y Diésel coordinando con los oficiales del batallón de extracción, la huida por los conductos, de los sobrevivientes de la batalla.

Muchos intoxicados por el gas y algunos heridos por el ataque con el trapo eran evacuado del campo de batalla a toda velocidad. A estas alturas de la batalla, ya eran pocos los que quedaban en la zona de guerra.

En un último arrebato de molestia del humano, quien estaba cansado de que su cocina fuese invadida por insectos cada vez que se derramaba un poco de azúcar o algún producto parecido, arremetió directamente contra la entrada del tomacorriente que hacía de entrada al sistema eléctrico de la vivienda.

Apretó fuertemente el dispositivo de rociado a través de los orificios de la tapa de los tomacorrientes con la finalidad de que el insecticida entrara por la tubería de electricidad y, con ello, poder aniquilar más de las hormigas que huían.

Algunas de las hormigas cayeron durante el último ataque. Los cuerpos quedaron allí ya que no se podía arriesgar perder más tropas por tratar de recuperar efectivos que quizás ya estaban muertos.

Al otro lado del túnel llegaban, a lo que al principio de la operación era la entrada a la vivienda del humano, Malatión y el Capitán Black. Ambos llevaban a cuesta una compañera hormiga herida.

Al salir pudieron ver como estaba desplegado un batallón médico que intentaba ayudar y rescatar a los sobrevivientes de la batalla. Cuatro hormigas enfermeras se acercaron a los dos comandos que recién habían salido y ayudaron a quitarles de encima a los heridos que traían.

Había cierto caos a las afueras de la casa humana, aparte de los servicios médicos, estaban también unidades brindadas de transporte que se encargaban de llevar a los heridos y al resto de los miembros del ejército sobreviviente.

Cerca de uno de los transportes de tropas a donde eran guiados Malatión y el Capitán, se encontraban Onda y Diésel. Ambos habían logrado salir ilesos del ataque del humano y solo están un poco afectado por el insecticida.

El capitán al verlo se emocionó de que lograran escapar de la batalla. Comenzó a buscar con la mirada al resto de los integrantes del comando que el dirigía. Mientras buscaba, sus ojos se cruzaron con los de Ondas. En ese momento empezó a comentarles que el Sargento Guns, Jin, Jan y Diodo, al parecer, no habían sobrevividos al ataque. Se les iba a declarar perdidos en acción ya que no se encontraron sus cuerpos.

Una tristeza invadió el cuerpo del Capitán y del nuevo en la unidad. Este último no había tenido mucho tiempo de conocer a su ya excompañeros, pero los mismos lo habían hecho sentir miembro de lo que consideraba su nueva familia.

Los cuatros sobrevivientes del grupo de comandos fueron guiado hasta un transporte de tropa y lo abordaron para dirigirse a casa.

Ya han pasado seis meses desde que Malatión participó en esa batalla. El alto mando militar había calificado la incursión como un fracaso exitoso. Se había logrado extraer mucho material dulce para crear comida para toda la colonia, pero se había perdido a muchos miembros del ejército en la batalla.

Toda aquella experiencia la recordaba mientras hacía formación en el patio principal del cuartel del ejército de hormigas. En ese lugar, él esperaba que le dieran el ascenso que le habían otorgado por el desempeño en batalla.

Él no estaba del todo claro si se merecía ese honor. Lo que sí sentía con firmeza y con un gran ánimo, era que seguiría combatiendo contra aquel enemigo, contra aquel humano que forma parte de una gran invasión de todo el territorio que pertenecía a sus antepasados desde hace muchos siglos.