El leño de mi hogar

Cuando llegan las noches, frías y solitarias,
un leño en su lamento lanza su crepitar,
humeantes las pavesas, aves imaginarias,
se apagan cual quimeras echándose a volar.

Las llamas presurosas consumen su madera
y el leño resignado, su amor deja escapar,
se ufana la tristeza que ronda por doquiera,
vacíos los salones se logran entibiar.

Así vuelan las horas, que marchan a su muerte
y viejos los recuerdos comienzan a aflorar,
las flamas en su juego dibujan a la suerte,
las sombras que burlonas reviven mi pesar.

Vacía está la casa, solo queda tu ausencia,
que evoca entre las brumas momentos al azar,
cada rincón de su alma reclama tu presencia,
y lloran las paredes al no verte llegar.

Quizás alguna noche se escuche este lamento,
y triste una gaviota detenga su volar,
un leño crepitando con pavesas al viento,
le brindará en sus llamas el calor de un hogar.