Mirar el ocaso de un cielo tan inmenso al caer la tarde y saberse tan pequeño, simplemente admirando sus colores que te llenan de energía positiva y te hacen olvidar los sinsabores.

Pasamos tanto tiempo pensando en lo inalcanzable, que dejamos de disfrutar las pequeñas cosas que son la verdadera felicidad. Dediquemos más tiempo a vivir, a compartir, a amar, a valorar, apreciar lo que cada día nos brinda la vida, no esperemos lo más grande, pues lo más grande está dentro de nosotros mismos, eso que le damos a quienes nos aman y muchas veces no valoramos por estar ocupados en el azaro diario y en cosas materiales que si bien es cierto son importantes, pero no tienen significado alguno si no tienes a alguien a tu lado que valore tu esfuerzo y lo quiera compartir.