Steem engagement challenge-S10/W3| No creo que los matrimonios se hacen en el cielo.

En mi opinión, el concepto de que los matrimonios se hacen en el cielo es más una metáfora romántica que una realidad literal. Es una forma poética de expresar la creencia de que el amor verdadero y duradero trasciende los límites terrenales y tiene un origen divino. En ese sentido, se dice que dos almas se encuentran en el cielo antes de encarnar en la Tierra y se unen en matrimonio para completar su propósito de vida juntas.

Sin embargo, en un nivel más práctico, los matrimonios son asuntos humanos que ocurren aquí en la Tierra. Son el resultado de las elecciones y decisiones que tomamos como individuos, basadas en nuestras emociones, valores y circunstancias personales. No hay una fuerza celestial que determine específicamente con quién nos casaremos.

Personalmente, creo en el matrimonio amoroso. Creo que casarse por amor es fundamental para establecer una conexión profunda y significativa con tu pareja. El amor es un sentimiento poderoso que nos impulsa a cuidar, apoyar y comprometernos con la felicidad del otro. En un matrimonio basado en el amor, hay una base sólida para construir una vida juntos, enfrentar desafíos y celebrar alegrías.

Los matrimonios arreglados, por otro lado, se basan en factores externos como la tradición, la cultura o los intereses familiares. Aunque en algunas ocasiones pueden funcionar y desarrollarse en amor a lo largo del tiempo, también existe el riesgo de que las personas se sientan atrapadas en una relación sin conexión emocional. Creo en la importancia de elegir libremente a tu compañero de vida y construir un matrimonio en el que ambos se amen y se elijan mutuamente.

Una vida matrimonial feliz es aquella en la que dos personas comparten una profunda conexión emocional, se apoyan mutuamente y crecen juntas a lo largo del tiempo. Se basa en el respeto mutuo, la confianza, la comunicación abierta y honesta, y la capacidad de enfrentar desafíos y resolver conflictos de manera constructiva.

En una vida matrimonial feliz, tanto el esposo como la esposa se sienten valorados, amados y apreciados. Existe una sensación de seguridad emocional y la libertad de ser auténticos y vulnerables el uno con el otro. Además, el sentido de la individualidad se mantiene dentro del matrimonio, lo que permite que cada persona siga creciendo y persiguiendo sus propios intereses y metas, al tiempo que cultivan su relación de pareja.

El aumento de la distancia mental y las separaciones en los matrimonios puede atribuirse a varios factores. En primer lugar, la falta de comunicación efectiva y la incapacidad para expresar las necesidades emocionales pueden crear una brecha entre las parejas. La falta de tiempo de calidad dedicado a la conexión emocional puede llevar a la desconexión y a sentirse distantes