El Debate (n.° 42): La pasión por el beisbol

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Mi deporte favorito siempre será el beisbol. Desde hace mucho tiempo, ha sido el preferido en todo el país y los equipos que compiten en la Liga de Beisbol Profesional de Venezuela cuentan con innumerables fanáticos que disfrutan de sus triunfos y padecen sus derrotas. Cuando era apenas un niño de corta edad, observaba cómo todas las personas seguían, a través de la radio, que era el medio de comunicación que existía en el apartado pueblo en que residía, las incidencias de cada partido y discutían con exacerbado entusiasmo cualquier aspecto que tuviese que ver con el también llamado juego de pelota.

A medida que transcurrieron los años, apareció la televisión y más tarde, por supuesto, los sofisticados dispositivos tecnológicos que, junto al internet, revolucionaron nuestras formas de comunicarnos. Y se hicieron muy populares también en el país otros deportes como el basquetbol y el futbol, los cuales nunca han podido desplazar al emblemático beisbol del sitial preponderante que ocupa en la predilección de los venezolanos. Sin embargo, siempre surgen candentes polémicas en cuanto a cuál de estas disciplinas es la mejor, tanto para el disfrute de los fanáticos como para el desempeño de los atletas.

Desde nuestra perspectiva, sin menospreciar la incuestionable relevancia mundial del basquetbol y del futbol, el beisbol sigue siendo el mejor deporte del mundo. En primer lugar, no se compite como en los otros con limitaciones de tiempo, se sabe a la hora en que comienza el juego, pero no a la que termina, porque sus lapsos no están cronometrados. Esto nos indica que un equipo puede estar perdiendo en el último inning, por ejemplo, seis carreras por cero, pero mientras no se realice el último out, tendrá siempre oportunidad de salir victorioso, las esperanzas de que nuestra divisa gane no se disipan sino hasta el último momento.

En el futbol y en el basquetbol, en cambio, si un equipo está perdiendo por un margen considerable de puntos, cuando el tiempo que falta para que termine es muy corto, ya ni los jugadores ni los fanáticos ven certeras posibilidades de resultar triunfantes Los minutos que restan de juego, se convierten en un mero trámite que los participantes del partido deben cumplir para alcanzar el tiempo reglamentario. No tiene sentido observar un enfrentamiento deportivo, entonces, en sus momentos finales si uno de los contendientes está siendo derrotado por una amplia diferencia, ya que será imposible revertir ese resultado.

En el beisbol, por otra parte, aunque esta ventaja sí la comparte con el futbol, el jugador no requiere de una estatura privilegiada para destacarse, como ocurre en el basquetbol. Han existido, a lo largo de la historia, peloteros que no son muy altos y se desempeñan con enorme eficiencia tanto a la defensiva como a la ofensiva. Un basquetbolista, en cambio, tiene que rondar una talla gigantesca para ser bueno en su disciplina. Con respecto a esto, siempre he recalcado que no me parece nada especial ni particular que un ser humano que sobrepase los dos metros logre anidar un balón en esa canasta que puede alcanzar levantando los brazos.

Para finalizar, puntualicemos entonces que el beisbol es un deporte incomparable porque otorga la esperanza de la victoria hasta el último segundo del juego y la única cualidad física especial que se requiere para practicarlo es el entrenamiento constante hasta lograr el pleno dominio de sus particularidades. En cuanto a lo personal, las pasiones que despierta entre sus seguidores son remembranzas que me han acompañado desde la niñez hasta el presente.

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