Hola amigos,

Disfruto mucho escribiendo relatos breves, estos me llevan a vivir en la imaginación situaciones que en el mundo real jamás viviré, luego las transcribo y las comparto para la comunidad. Quienes desarrollan, al igual que yo esta afición, seguramente se habrán tocado, luego de ultimar los respectivos relatos, con el obstáculo de encontrar las imágenes que estén acordes con el argumento planteado. Les cuento, en mi última publicación de ficción, estaba muy satisfecho con el tema y el estilo impreso, pero al momento de elegir una imagen representativa tuve que visitar muchas páginas en búsqueda de una que expresará o insinuará medianamente la esencia del relato.

Así pasé cerca de dos horas en esta tarea, cuando encontraba alguna que cumpliera con mis requisitos, los derechos de autor evitaban usarlo, terminé seleccionando una de cortesía de Pixabay que rozaba con el curso del texto. Esta situación se ha repetido en el pasado y es algo incómodo para mí, además creo que le resta algo de originalidad a nuestros artículos.

Con esto en mente, decidí explorar mis capacidades para el dibujo, si recordáis la época escolar, visualizarás las obras infantiles que atesoraban nuestros padres. ¿Por qué no? Manos a la obra. También sirve de catarsis ¡y quien quita! complemente visualmente la originalidad de mis relatos.

En tal sentido, aquí abajo les comparto, no el proceso, pero si los subproductos para la obra final. Empezó siendo un boceto hecho a mano alzada a lápiz, luego digitalizado fotográficamente y finalmente editado con los programas: Keytone, Paint S, Image Tricks y Fotor Photo Editor. Aclaratoria, no soy un artista gráfico, solo un autodidacta sin miedo al ridículo, redescubriendo una faceta olvidada desde la niñez.

Espero les gusten.