FRANCISCO PRADA
Francisco Prada, personaje maravilloso, quijotesco; no sólo
por su figura desgarbada, enjuta, muy parecida al del personaje
de Cervantes, el manco de oro; sino también por su espíritu
aventurero, decidido en demoler molinos de viento que
prefiguran su lucha por los valores políticos y humanos de una
sociedad que le parecía desigual, discriminatorio y hasta obscena.
Lo conocí en Trujillo a finales de los ochenta, era un empleado
universitario, encargado del Museo de Arte Popular Salvador Valero,
el pionero de los artistas plásticos trujillanos, un icono de sus valores
pintorescos simbolizados en la textura del paisaje y en la figura que
plasmaban de la cotidianidad sus talentosos escultores.
De Francisco Prada se decía de todo. Ramón Castillo, músico larense,
virtuoso de la guitarra con estudios en la Schola Cantorum de Paris y
profesor de las muchachas en Salsa, aunque no sabía bailar, me dijo
que había fusilado un puñado de guerrilleros de manera poco
transparente.
Acotamos que Francisco Prada fue comandante guerrillero de
la convulsionada lucha armada de los años sesenta en la Venezuela
de los gobiernos socialdemócratas. Para otros, era un símbolo
incólume de la lucha socialista por restituir la justicia social y el
poder proletariado.
Muchas conversaciones tuvimos en el núcleo de la Universidad de los
Andes en su bella cede en Carmona, lugar donde la neblina al
atardecer caía sobre nuestros hombros y creaba un ambiente propicio
para divagar sobre el arte y la poesía. El folklore nacional era su fuerte,
de una fluidez de lenguaje y de un tono de voz potente, y de unos
argumentos implacables sobre la política nacional. Aunque mi
sensibilidad política, siempre estuvo lejana del socialismo, lo acompañé
en algunas acciones de protesta contra el gobierno de Lusinchi, sobre
todo la que ocasionó la muerte de un estudiante del Núcleo de Trujillo
y por la cual fue militarizada la ciudad por largas semanas. Su muerte
me causó profunda tristeza y escribí un texto homenaje a una
personalidad sumamente atrayente que mantuvo incólume su parcela
de universo:
FRANCISCO PRADA
¿Por qué vendría la muerte
a apartarte
de los cuatro elementos
que te sustentaron?
Hoy los ríos fueron
los confines de arena
y los barqueros comunicantes
con el olvido
El aire
el eco de las metrallas
hacia el sueño tuyo
bañado de futuro