_{Realizado en Arbtreeder}

Había una vez un niño llamado Miguel, que desde muy pequeño soñaba con ser un gran jugador de béisbol. Cada día practicaba con su pelota y su bate en el parque cercano a su casa, y aunque a veces se caía o no lograba darle a la pelota, nunca dejaba de intentarlo. A medida que crecía, sus habilidades mejoraban y su pasión por el juego se hacía más fuerte. A menudo, su padre lo llevaba a ver partidos de béisbol profesional y Miguel se emocionaba al ver a los jugadores en acción.

Un día, mientras jugaba en el parque, un jugador profesional lo vio y le dijo: "Sigue practicando, Miguel, y nunca pierdas la pasión por el juego. Siempre recuerda que los grandes jugadores comenzaron como tú". Desde ese día, Miguel siguió practicando todos los días con más entusiasmo que nunca y nunca perdió la fe en sí mismo. A veces se frustraba cuando no lograba darle bien a la pelota o cuando cometía errores en el campo, pero siempre recordaba las palabras del jugador profesional y seguía adelante.

Finalmente, llegó el día en que Miguel fue seleccionado para jugar en un equipo juvenil. Estaba emocionado de tener la oportunidad de jugar con otros niños apasionados por el béisbol y de aprender de sus entrenadores. Con dedicación y esfuerzo, Miguel se convirtió rápidamente en uno de los mejores jugadores del equipo. Y cuando finalmente llegó a las grandes ligas, recordó las palabras del jugador profesional y se sintió orgulloso de haber seguido su sueño desde tan pequeño. Miguel sabía que su éxito no se debía solo a su talento natural, sino también a su perseverancia y pasión por el juego.