Comer y correr

El cuerpo y la mente del ser humano es el templo perfecto que puede terminar arruinado.

Es bastante extraño, decirlo de esa forma, pero creo que es muy acertado. Llegamos al mundo con un cuerpo que está compuesto de muchas cosas que aún no entendemos con total claridad y a medida que transcurre el tiempo vamos creciendo y cambiando. Uno de los factores que incide más en el crecimiento es la alimentación, seguido por una debida rutina de actividades que permitan ejercitar el cuerpo sin llegar a lo extremo.

La comida que comemos diariamente impacta directamente en nuestro cuerpo a tal punto que se ha vuelto muy popular la frase “eres lo que comes”, porque no es ninguna broma, es verídico. Se pueden buscar programas de televisión sobre personas muy obesas que llevaban muchos años alimentándose mal y necesitan ayuda urgente porque requieren ayuda profesional para frenar los daños causados por esos malos hábitos de alimentación.

Para un correcto desarrollo también es vital realizar algún tipo de ejercicio físico en cierta medida, lo normal es practicar un deporte que nos resulte agradable en la juventud para quemar ese exceso de energía que a veces tiende a acumularse. Si el cuerpo está sano, entonces el cerebro en consecuencia también podrá trabajar en condiciones mucho más óptimas.

Encontrar una persona que realmente combine estas dos cosas y las haga parte esencial de su vida es más difícil de lo que uno pensaría. Algunos comen bien, pero no hacen tanto ejercicio, mientras que otros hacen mucho ejercicio, pero sus hábitos alimenticios no son tan buenos. Se debe encontrar un equilibrio entre estos dos y buscar esos momentos puntuales para darse algunos gustos.

Sobrecargados

Más allá de lo problemático que puede resultar llevar una dieta saludable y una rutina de ejercicio, está la salud mental. Esta parte compete al estado emocional, psicológico y social de una persona. Cuando una persona se ve afectado por una situación a tal punto en que empieza a comportarse de manera diferente, sus hábitos cambian y deja de hacer cosas que antes hacía o le resultaban agradables, puede ser síntoma de un problema mayor.

En estos tiempos de pandemia especialmente, todas las personas alrededor del mundo se han visto fuertemente afectadas por el aislamiento y la disminución de contacto social. Algunas personas que no saben estar solas o siempre necesitan alguien a su lado están pasando malos ratos por esta situación tan particular.

El estrés ocasionado por acontecimientos de distintas índoles como problemas familiares, laborales o problemas de pareja ha causado también que muchas personas desarrollen problemas o patologías que nunca se han visto antes. Las personas han sido empujadas a un rincón y muchos se sienten solos y sin fuerzas para seguir adelante.

Las preocupaciones por el día de mañana, las situaciones adversas como tener un familiar con covid o simplemente una semana fatal en el trabajo resulta ser verdaderamente agobiante para cualquiera.