Una Flor en sus momentos de vivir la vida

La vida me ha enseñado los sin sabores, los altos y bajo que se presentan de forma tan inesperada, que cada escalada es una experiencia vivida. Que debemo aprender a montar nos en esa montaña rusa que nos promete un poco de emociones, que depende de ti, lo que decidas hacer.

Las vivencias son sencillamente cúmulos de sensaciones que nuestros cuerpos, alma y espíritu pasa, en su transitar, que no es más que un librero que debemos llenar, que de vez en cuando debemos agarrar aliento un impulso gigantesco para darnos la debida motivación, para salir adelante con la frente en alto, sin mirar con tabú, juzgar a los demás o a nuestras vidas, expresando in miedo de vivir la vida a plenitud.

A lo largo mis 40 años, he sufrido de varias decepciones, pero dos usualmente me dejaron marcada para siempre, de lo cual me hicieron ser fuertes no me quedo opción que serlo, ya los latigazos eran como demasiado fuerte, ya había sufrido lo suficiente.

Hay veces se dicen por los diferentes paisajes, lugares o pasillos, que se debe sufrir para vivir que es parte de nuestras vidas, que necesitamos canalizar de la mejor manera sobrellevando cada cosa, colocándolo en el lugar preciso, es parte de nosotros madurar, para ver los objetivos claros y definidos en nuestras vidas.

Sin embargo, todo ha sido ufff, tremendo más aún con los años, la vida y el entorno, que hace que te des cuenta de que todo es una caja de Pandora, donde hay sorpresas por Doquier, que nada es un libreto, que todo se presenta así, sin uno esperarlo, hasta vienen con diferentes versiones en la vida, con sabores amargos dulces, ácido, alegre, nostalgia, decepciones, en fin... Son situaciones por las cuales uno debe pasar, porque por alguna razón, debemos aprender a ser, estar y vivir.