Esta es la historia de la Familia Martinez Guevara, llena de maltrato, rencor y odio, vivir en este hogar, "si se puede llamar así" era un infierno en su totalidad, el Sr. Martinez era amargado y gruñón y no media como trataba a su esposa e hijo; le gritaba, golpeaba y le ofendía con sus palabras, la mamá del joven Carlos no podía hacer nada, porque ella también era maltratada.

Pero hoy no quiero contarte de Sra. Maria, sino de su único hijo llamado Carlos Martinez Guevara de 9 años de edad, buen estudiante y obediente en casa, pero el maltrato que recibía de su padre le cambió la vida por completo, lo que hacía era llorar y llorar, todos los días era igual.

Pasaron los días y al salir a la calle se encontró con un compañero de clases que había observado su cambio, el cual le preguntó ¿Carlos que te ha ocurrido?, está molesto le salto encima para golpearlo, pero como pudo se escapó corriendo asustado por la reacción de su amigo.

Al enterarse de la noticia la mamá de Carlos salió a buscarlo para llevarlo a casa y así poder calmarlo, después de recorrer las calles lo encontró en un callejón, golpeando los cestos de basura.

A pesar del esfuerzo de su madre la conducta del niño Carlos no mejoraba, más bien empeoraba más, las peleas en casa incrementaron, el presenciaba como el papá golpeaba a la mamá, al llegar de la calle en estado de embriaguez.

Al pasar los años Carlos ya adolescente se convirtió en un maltratador y golpeador, agarró la calle como su escapatoria a todo lo que vivía en casa, se comenzó a reunir con personas incorrectas que lo aconsejaban de manera impropia.

Allí es donde toma una mala decisión y es de asesinar a su padre, tomando un arma fue al bar que éste frecuentaba y delante de todos detonó la pistola hasta acabarse las balas.

Llamaron a la Policía y llegaron al lugar, lo encontraron con el arma en la mano y llorando a los pies del papá, arrepentido del error que había cometido.

Se lo llevaron detenido donde tuvo que pagar una condena por el homicidio de su papá.

Durante el juicio pudieron determinar que la conducta de este joven fue condicionada al maltrato que recibió en su hogar, que quedó marcado de por vida. No obstante, se pudo conocer que el papá del niño fue maltratado por su padre y esta transfirió lo mismo a su hijo.

Vemos aquí que hay una maldición generacional que solo Dios es el único que puede romperla para siempre.

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Agradecido con @fabio2614 por esta desafío

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