Hola #steemingcommunity Asi se llamaba mi perro, Yo no se si mi historia es única, o forma parte de una gran lista, lo que si estoy segura, que a mis escasos trece años, es la historia que ha guardado la relación mas estrecha que he tenido. Para contextualizar un poco, yo vengo de unos padres separados. Mi madre, luego de la separación, me llevo a vivir a la casa de su abuela paterna, donde además, vivian sus padres, que son mis abuelos; una tia, y una tia abuela. Lo cierto es que allí, con ocho años de edad, fuimos a vivir con siete personas mas. Eramos dos mas de la familia, y nos hacían sentir como tal; sin embargo, era lógico que hubiera restricciones. Mi abuelo, en su condición de uno de los proveedores de la casa, tenia ciertos derechos, pero el poder definitivo de las decisiones, recaía en mi bisabuela, no proclive a tener perros en la casa.

Yo desde muy chica, adoraba a los perros, pero en nuestras condiciones, era un sueño pretender siquiera tener uno. Mi madre, que sabia de mis inclinaciones hacia los perros, un día se apareció con uno, producto de un parto de una perra de la vecina. Mi madre no tenia el poder para quedárselo, y sabíamos que mi bisabuela no lo permitiría. De manera que allí estaba yo, enamorada de ese cachorro, que además estaba enfermo. El desenlace de la situación provino, porque mi mama, se lo metió por los ojos a su hermana, una muchacha de 17 años, que quizás, por su condición de nunca haber abandonado el hogar, y estar soltera, tenia un mayor rango que mi mama, en la escala de poder de la casa. Habíamos logrado que el perro se quedara, y era mi tía la dueña. A mi no me importaba no ser la dueña formal, yo estaba feliz. Blue y yo, arrancábamos nuestra vida juntos con todas las de perder, como lo confesaría mi bisabuela mas adelante, ella había aceptado, porque tenia la convicción de que blue moriría en unos días, dado su condición clínica. Mis cuidados, conjuntamente con lo de mi mama, recuperaron al perro de mi tía. Era de ella, pero yo era quien lo alimentaba, jugaba con el, y disfrutaba de el. No me importaba que ellos alardeaban de su titularidad. Cuando eso ocurría, yo solo guardaba silencio, y me retiraba del lugar. Mi amor iba mas allá de esas cosas. El perro era mio, pero eso lo sabíamos el y yo solamente. A veces incluso, llegamos a cruzarnos miradas cómplices.

El perro parecía entender la obra de teatro, parecía aceptar que yo era su dueña, pero que no tenia el poder para que se reconociera en la casa, en consecuencia, el hacia su papel en una parodia donde fingía ser de alguien mas. Así transcurrió su vida, yo alimentándolo y estando pendiente de su higiene y salud, proveyéndole amor y atención, y conformándome con amarlo casi a escondidas. Paradójicamente, cuando finalmente se reconoció que el perro fue mio y de nadie mas, fue el día de su muerte. Yo, literalmente me desplome. Era como si me hubieran arrancado una parte de mi vida. Luego de su atropellamiento, mi abuelo me cuenta que era como si intentara reunir fuerzas para resistir hasta que yo llegara. Yo solo tarde 5 minutos, y al llegar, me vio como diciéndome : se que vendrías. Solo dejo que su cabeza se apoyara en mi mano, y suspiro por ultima vez. Cuando las lagrimas me lo permitan, mas adelante le daré mas detalles.♥ #venezuela