SEC - S18W5: "Un año con la comunidad Steem of Animals: Hacia una vida mejor"

Felicitaciones para esta comunidad por arribar a su primer año en esta plataforma. Le deseo una larga existencia cumpliendo con los objetivos pautados, incentivándonos a crear contenido orientado hacia una mejor relación entre los animales, los seres humanos y la naturaleza en general.

_{Creada en PowerPoint/ Imagen propia/ F}

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Durante el mes de noviembre del pasado año, mi hijo Rubén Darío estaba haciendo un curso al que debía asistir de lunes a viernes a la siete de la mañana. Debido a que a esa hora yo estaba libre, lo llevaba en el vehículo familiar hasta el sitio donde recibía sus clases. Hunter, el consentido perrito que vive en nuestra casa, apenas observaba que estábamos listos para irnos, agitaba la cola y se colocaba frente a la puerta para que no lo dejaran. Y siempre se iba con nosotros y nos regresábamos, una vez que dejábamos a Rubén Darío.

El sábado, que mi hijo no debía asistir a clase, me levanté temprano porque tenía que ir de compras al mercado municipal y me gusta hacerlo en las primeras horas de la mañana, antes de que haya demasiada gente. En cuanto Hunter se percató de que yo me estaba alistando para salir, salió corriendo, se montó en la cama de Rubén Darío y, con sus entusiastas ladridos y correteos, logró que se despertara y que saliera del cuarto.

Mi hijo, por supuesto, no pensaba salir, pero al ver el entusiasmo del perro, su perentorio aviso de que yo me estaba yendo sin ellos, me dijo que lo esperara, ya que Hunter le había truncado su sueño, iría también para comprar alimentos para nuestra consentida mascota y otros productos que le hacían falta. Mientras tanto, el perro daba saltos por la sala, perseguía a Rubén Darío hacia donde quiera que se moviese dentro de la casa y se paraba a cada rato en la puerta como preguntándonos: ¿Cuándo nos vamos a ir?

En el mercado, Hunter se portó muy bien, siempre obediente y sin alterarse, a pesar de los innumerables olores y productos alimenticios que se percibían por todas partes. Cuando regresamos a casa, al bajarnos del vehículo, mi hijo se encontró con una amiga y se quedó hablando con ella. Yo continué caminando hacia la puerta del edificio donde está nuestro apartamento y los dejé allí, a él y a Hunter, porque pensé que podía tardarse hablando con la muchacha.

Sin embargo, estaba todavía esperando que bajara el ascensor, cuando escuché afuera unos insistentes ladridos: allí estaba nuestra mascota llamándome. Creí, en un primer momento, que Hunter había decidido subir conmigo, pero abrí la puerta y se negaba a pasar, continuaba con sus ladridos y volteaba hacia donde había dejado a mi hijo. Entendí entonces de repente que el perro quería que me devolviese y así lo hice. Cuando llegué de nuevo junto al carro, encontré a Rubén Darío sentado y quejándose de un fuerte dolor en el pie derecho: se lo dobló aparatosamente al caer en un hueco al que le faltaba su tapa. No es gran cosa, me dijo, fue que Hunter se asustó y salió corriendo a buscarte…

No era en realidad muy grave. Lo llevé al médico, a pesar de su negativa porque consideraba que no era necesario, y el pie solo estaba inflamado. Pero de todas maneras debía agradecerle a Hunter por su presta reacción para buscar ayuda ante ese percance que pudo ser más grave.

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Invito a los amigos:
@mayzapata2010,
@gsiscolors y
@rosselena

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_{Todas las imágenes, excepto las huellas de la portada, pertenecen al autor y fueron tomadas con la cámara del teléfono móvil, modelo: Samsung SM-A135M.}