Los Reyes Magos y sus regalos modernos / En lugar de mirra le trajo birra

Aquí estoy, niño Jesús de Nazareth, hijo de José y María, descendiente del rey David. Soy uno de los tres reyes magos. Sí, mi regalo es algo de oro, el metal que simboliza lo incorruptible, el más valioso, el mismo por el que la gente del mundo se desvive y se vuelve loca. Muchas de las guerras del mundo se deben al oro o, dicho de otra manera, al dinero y a los placeres que este puede comprar.

Pero, mi apreciado Jesús, creo que lo más valioso que hoy vengo a ofrecerte es mi presencia, porque creo que la vida vale más que todo el oro del mundo. Y aquí estoy. Sí, humildemente, aunque soy feo, viejo, arrugado y peludo, soy una máquina viviente muy especial, porque así lo ha decidido Jehová.

Estas pocas monedas doradas, más temprano que tarde, se irán mermando del bolso de tu padre a quien le veo la pinta de que es pobre, materialmente hablando; a quien le veo en la mirada cierta incertidumbre, como si se preguntara: ¿Y después de aquí hacia dónde me voy? ¿Valdrá la pena regresar a Nazareth? Y se me hace que el hombre le debe hasta el alma a los bodegueros chinos de su comarca.

Esto es admirable. Imagínate adonde te vinieron a parir. Naciste en medio de un bojote de burros, ovejas, vacas y chivos. Y pensar que las mujeres de mi pueblo lo que quieren es parir si es posible en hoteles 5 estrellas.

No sé, querido niño, pero se respira inseguridad en estas tierras. Israel siempre ha sido una especie de hervidero de fieras salvajes, y no entiendo muy bien las razones de ser de tanta matazón de gente, porque adondequiera que uno mire, lo que abunda por aquí son el polvo, las piedras y las malas yerbas. Salvo a orillas del Jordán donde crecen generosamente las plantas que alimentan a la mayoría de los israelitas.

Ajá, mi pequeño mesías, el profeta prometido, ahora te estás fijando en Baltasar. Creo que él es más feo que yo y lo peor del caso es que le está fallando la audición, porque le sugerimos que te trajera mirra, que es un perfume exquisito, hecho para reyes, pero el colega nos escuchó mal y en su lugar lo que trajo fue una caja de birras.

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