Retirada, retirada, antes de perder. Así nos vamos con dignidad.

Me vaciaron el alma y quedé sin ella.

Me acechan los males en mi alma vacía.

Ya no encuentro consuelo; mis plegarias no llegan.

Dormir es mi arte, y es mi único desvelo.

Las tardes son largas y nunca terminan.

El día promete, pero deseo su fin de inmediato.

No sé por qué quiero acelerar el día, si el que sigue es igual.

Creo que esa energía inicial se muere por tanta desgracia.

Veo anochecer y amanezco con los ojos bien rojos.

No hay felicidad ni tristeza, solo un polo neutro que genera cualquier cosa.

¿Por qué crecí y no morí de niño? Así no veía tanto dolor en la vida.

La soledad es epidemia, y nadie dice: “Juntemos a los solos”, porque en nadie confío ni nadie confía en mí.

Las redes me salvarán, pero dejan más vacío y desolación.

¿Cuál será mi liberación, o esa cosa no existe?

¿Terminarán mis días negros o habrá una luz hermosa que dé un nuevo respirar a mi ser?

Ni viejo amor ni nuevo amor: hay un vacío de entierro con tierra aplastada.

No le doy sentido a la vida, no encuentro su esencia. Mira que la busco, pero estos cambios tan grandes te dejan en el medio, sin poder llegar ni quedarte.

Así es la cosa: casualidad de no saber datos tremendos que no importan.

El amor, ¡qué palabra que me destruye! O mejor dicho, me destruye y nada me reconstruye.

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