Reto Recreative-Movies 6ta Edición: Mi Película preferida con una Gran Historia de Amor

El padrino III es la última película de la trilogía iniciada con la película de F. F. Coppola del año 1972. En esta parte, Michael Corleone, interpretado por Al Pacino, se encuentra en su vejez, sus dos hijos ya son unos adultos –espera que el varón se encargue del negocio familiar- y se está separando de su esposa porque esta se practicó un aborto ya que el mundo en el que viven no es apto para un niño. Enojado por su decisión, Michael la echa de la casa y la aleja de sus hijos.

Aquí entra en escena el sobrino de Michael, Vincent Corleone, interpretado por Andy García quien desea unirse al negocio de su tío y da muestras de querer formar parte de él haciendo todo lo que su tío le ordena. Las cosas cambian cuando él y su prima, es decir, la hija de Michael, se enamoran. Por el hecho de ser primos del mismo nivel su romance es prohibido y tienen que verse a escondidas. Michael lo descubre y no da su consentimiento.

Es precisamente en este punto de la trama donde aparece el gran amor de película que me ha hipnotizado desde el primer momento. Incluso desde antes del “descubrimiento” por parte del Jefe, se vislumbra el fatídico final, la imposibilidad de que este amor tenga un final de cuentos de hadas. No solo porque no forma parte precisamente de una historia rosa sino porque el entorno oscuro que envuelve a los amantes preludia un dramático desenlace.

Todos los pronósticos se confirman cuando, al final de la película, el karma que Michael Corleone ha acumulado a lo largo de su vida lo alcanza y cobra la vida de su hija por lo que el amorío que tiene con su primo queda truncado. Luego Vincent toma el control del negocio familiar y su tío se retira para vivir sus últimos días en aislamiento y completamente devastado por la pérdida de su hija.