He vuelto a soñar durante horas despierto... comienzo a sentir el fantasear como una adicción que influye en mi vida, paso más de la mitad del tiempo permitiendo que mis pensamientos se derritan como nubes grises que asemejan tu ondulado cabello, allí vuelvo a observar y me abstraigo más y más en ese profundo iris de ámbar fosilizado.

De momentos se me puede ver hablar solo, caminar dormido. «Me sonrojo» - Creo que he vuelto a subir a la azotea a contemplar la ciudad volteado de cabeza. «Raro» - Eso dice tu hija.

Te cuento que nuestra pequeña está de cumpleaños...

Ha elegido aquel vestido de tafetán rosa pálido, con escote en uve y falda abullonada, piensa que debe lucir con echarpe y zapatos de tacón de piel color azul, pienso que el vestido ha podido resistir el paso de dos décadas y sigue siendo tan romántico y tan perfecto para contar las estrellas.

Y sí, abrimos tu cuarto... las cortinas siguen con su tono dorado que tanto disfrutas, el enorme escaparate al rincón con todos tus vestidos esperando a que nuestra hija crezca, esa lampara ya no prende y tu espejo también siente el vacío de no ver tu reflejo en ella.

Pensaras que debimos hacerlo antes, entrar y pararnos frente a ti...

Tarde dos años, no sabes cuanto me duele, pero, llénate de orgullo, tu hija ha sido muy valiente y me ha ayudado a sanar !

Deseaba hablarte, saber que aún sigues allí, imaginarte, soltar carcajadas, sonreír mientras pintas tus labios, olerte, abrazar tu almohada y dejar mi voz en este papel con el único pretexto de continuar diciendo

Te Amo Te Amo Te Amo

Se me parten los labios y no logro terminar decirlo, por eso estoy acá, retomando escribir cartas a la antigua usanza.

Te siento y te seguiré escribiendo...

Me despido cerrando tus ojos

Bruno.