El Hombre de Plata - El cuento de mi fondo de pantalla

El Hombre de Plata era un hombre con muchos talentos. Podía construir una casa en menos de un día, volar e incluso viajar en el tiempo y el espacio. Pero un día, cuando se encontraba aburrido de su vida, el Hombre de Plata se encontró con un nuevo reto.

Fue llamado para emprender otra aventura, ¡esta vez en universos paralelos! Utilizó un portal cuántico para viajar por el espacio y el tiempo en busca de las hijas de su mejor amigo, el Hombre Feliz, que estaban cautivas de Yellow Eyes.

Yellow Eyes era un ser malvado que gobernaba con puño de hierro todos los mundos que encontraba. Encarcelaba a todos los que se le oponían y los utilizaba como esclavos para construir su imperio del terror. El Hombre de Plata sabía que Yellow Eyes no descansaría hasta que todas las personas de todas las galaxias se inclinaran ante él, lo que significaba que nadie estaba a salvo de su ira.

El Hombre de Plata sabía que no sería tarea fácil; sin embargo, ¡nada podía impedirle rescatar a esas atemorizadas chicas de su destino a manos de Yellow Eyes!

Tardó casi dos semanas en atravesar el portal, que resultó ser una vasta red de cuevas y túneles tan oscuros que parecían tragarse todo aquello que brillara. Pero al final salió a la brillante luz del sol al otro lado del portal, donde todo parecía diferente: allí no había automóviles, ni teléfonos móviles, ni televisores (o al menos ninguno que funcionara como en nuestro mundo). Era un mundo en el que todos vivían en castillos, llevaban armaduras y luchaban con espadas.

Hubo necesidad de desplazarse con cautela y para poder localizar a las chicas utilizó una piedra preciosa que servía de conexión entre las chicas y su padre; un tipo de GPS en nuestro mundo. El Hombre Feliz se la había cedido al Hombre de Plata para que se le facilitara la búsqueda de sus hijas.

El Hombre de Plata atravesó el castillo como sombra imperceptible, logró ubicar a las chicas y una vez contactadas les indico que venía a rescatarlas, que lo siguieran sin hacer el más mínimo ruido.

En el camino de vuelta hacia el portal cuántico, hubo necesidad de dominar varios guardias y sirvientes de Yellow Eyes, pero uno logro huir y alarmó a toda la guardia.

El hombre de Plata les indicó a las chicas que apresuraran la marcha y señaló la vía a seguir mientras el cubría la retaguardia luchando contra los aliados del maligno.

Ya justo cuando los tres estaban por cruzar el portal cuántico, apareció en todo el frente el malvado Yellow Eyes con su imponente arma usándola contra ellos y dejando fuera de combate al Hombre de Plata.

El portal cuántico fue cerrado y más nunca se supo de las hijas del Hombre Feliz y mucho menos del Hombre de Plata.