La avispa aquel día, desde la mañana como de costumbre, bravísima andaba. El día era hermoso, la brisa liviana; cubierta la tierra, de flores estaba y mil pajaritos los aires cruzaban. Pero a nuestra avispa – nuestra avispa brava – nada le atraía, no veía nada por ir como iba, comida de rabia.
«Adiós», le dijeron unas rosas blancas, y ella ni siquiera se volvió a mirarlas por ir abstraída, torva, ensimismada, con la furia sorda que la devoraba. «Buen día» le dijo, la abeja, su hermana, y ella que de furia, casi reventaba, por toda respuesta, le echó una roncada que a la pobre abeja, dejó anonadada.
Ciega como iba, la avispa de rabia, repentinamente, como en una trampa, se encontró metida, dentro de una casa. Echando mil pestes, al verse encerrada, en vez de ponerse, serena y con calma a buscar por donde, salir de la estancia, ¿sabéis lo que hizo? ¡Se puso más brava! Se puso en los vidrios, a dar cabezadas, sin ver en su furia, que a corta distancia ventanas y puertas, abiertas estaban; y como en la ira, que la dominaba casi no veía, por donde volaba en una embestida, que dio de la rabia cayó nuestra avispa, en un vaso de agua.
¡Un vaso pequeño, menor que una cuarta donde hasta un mosquito, nadando se salva! Pero nuestra avispa, nuestra avispa brava, más brava se puso, al verse mojada, y en vez de ocuparse, la muy insensata, de ganar la orilla, batiendo las alas se puso a echar pestes y a tirar picadas y a lanzar conjuros, y a emitir mentadas, y así, poco a poco, fue quedando exhausta hasta que furiosa, pero emparamada, terminó la avispa por morir ahogada. Fuente
Esta fábula tan genial me hace recordar un conocido que se parece a esta avispa, siempre está de mal humor por lo cual no puede detectar los beneficios que se encuentra en su entorno porqué nada le parece bien.
En una ocasión y muy a pesar de su constante actitud de iracundo el grupo de colegas se enteró que cumplía años y cómo era el jefe del departamento se reunieron para hacerle un agasajo y cantar su cumpleaños, todos colaboraron para esta actividad aunque algunos un poco desconfiados.
Ese día todos estábamos en la oficina esperándolo pero era hora de trabajo, el llego y cuando nos vio a todos juntos comenzó a gritar que todos v éramos unos irresponsables que como era posible que con tanto trabajo estuviéramos fuera de la oficina sin hacer nada, hizo un llamado de atención a la supervisora y de manera intransigente le dijo que pusiera su cargo a la orden, todos nos quedamos perplejos con esa actitud.
En ese momento abre la oficina y se encuentra un letrero en grande que decía Feliz cumpleaños jefe le queremos una gran torta de chocolate con vasos y refrescos para festejar su día.
Se quedó mudo y sacó su pañuelo para secar sus lágrimas luego pidió perdón el maltrato que recibimos cuando en realidad queríamos celebrar su día. Lamentablemente, esto ocurre con mucha frecuencia, estamos tan sumergidos en nuestra propia ira que no vemos la belleza que está a nuestro alrededor.
Es una anécdota muy simpática y bonita, cosas que pasan. Recuerda que los textos citados van con comillas, pues no son frases propias. De resto los enlaces de la citas, tanto del texto como de la imagen, estan perfectos. Gracias por compartir tu publicación con nosotros.
Perteneces al #club5050, recuerda colocar la etiqueta en próximas publicaciones.
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