Los libros llegan a nuestras vidas de distintas maneras. De modo que estos tienen una historia paralela a la historia misma de los textos.
La novela de las que les voy a hablar llegó a mis manos cuando yo tenía 18 años, en esa época recién había ingresado a la Universidad de Oriente, Núcleo de Sucre, y me tocó cursar la materia "Introducción a la literatura", una asignatura básica para los estudiantes de la carrera Educación, Mención Castellano y Literatura. La profesora era una mujer bellísima, que se llamaba Aída de Báez. Era de nacionalidad chilena. Hablaba con un tono de voz impecable y enamoraba con su buen decir. Tenía nostalgia por su país y, quizás por eso, nos dijo que debíamos leer la novela La Amortajada, de María Luisa Bombal.
Fuente
Y luego que hubo anochecido, se le entreabrieron los ojos. Oh, un poco, muy poco. Era como si quisiera mirar escondida detrás de sus largas pestañas.
A la llama de los altos cirios, cuantos la velaban se inclinaron, entonces, para observar la limpieza y la transparencia de aquella franja de pupila que la muerte no había logrado empañar. Respetuosamente maravillados se inclinaban, sin saber que Ella los veía.
Porque Ella veía, sentía.
Uno de los apartados que más me impactó fue cuando ella escuchó, a lo lejos, los cascos del caballo de Ricardo, quien luego de muchos años, regresaba al pueblo para despedirla de la vida terrenal. Ricardo era su primo y fue su primer amor, pero cuando supo que Ana María había quedado embarazada de él, la abandonó y no volvió más, sino hasta ahora.
No obstante. allá lejos, muy lejos, asciende un cadencioso rumor,
Solo ella lo percibe y adivina el restallar de cascos de caballos, el restallar de ocho caballos que vienen sonando. ...
Es él, él...
Allí está de pie mirándola...
Oh, la tortura del primer amor, de la primera desilusión. ¡Cuánto se lucha con el pasado, en lugar de olvidarlo!
Luego de este fracaso amoroso, Ana María contrajo nupcias con Antonio, quien era amigo de su padre, y a quien Ana María sentía que no amaba. Este desamor hacia su esposo, la motivó a abandonarlo para luego darse cuenta de que, sin querer, él se había metido en su cuerpo y le había robado el corazón.
El día quema horas, minutos, segundos...
Lo han dejado solo, dueño y señor de aquella muerte. Y allí está inmóvil, concentrando fuerzas para poder afrontarla con dignidad...
Cierta noche soñó que amaba a su marido. De un amor que era un sentimiento extraño, desesperadamente dulce, una ternura desgarradora que le llenaba el pecho de suspiros y a la que se entregaba lacia y ardorosa.
Despertó llorando contra la almohada, en la oscuridad llamó despacito: "¡Antonio!".
Otra figura crucial en la vida amorosa de Ana María fue Fernando, un hombre de 50 años, también amigo de su padre, viudo, quien la ama profundamente y siempre estaba dispuesto a ayudarla en lo que necesitara.
Por ti, solo por ti, Ana María, he conocido el amor que se humilla, resiste a la ofensa y perdona la ofensa...
Oh, Ana María, se hubieras querido, de tu desgracia y mi desdicha hubiéramos podido construir un afecto, una vida; y muchos habrían rondado envidiosos alrededor de nuestra unión como se ronda alrededor de un verdadero amor, de la felicidad...
Así, a medida que transcurren las horas que llevarán a Ana María a su destino final, ella va sintiendo ternura hacia cada una de las personas que se acercan a contemplarla en su lecho de muerte: su padre, sus tres hijos (Anita, Alberto y Fred), Zoila (su amiga) y su hermana.
El final de la novela es muy teatral. Ana María narra todo lo que va sintiendo a medida que las cuerdas que la atan al mundo terrenal van deslastrándose para sembrar su cuerpo en el camposanto.
En la oscuridad de la cripta, tuvo la impresión de que podía al fin moverse. Y hubiera podido, en efecto, empujar la tapa del ataúd, levantarse y volver derecha y fría por los caminos hasta el umbral de la casa...
Lo juro. No tentó la amortajada el menor deseo de incorporarse. Sola, podría, al fin, descansar, morir.
Había sufrido la muerte de los vivos. Ahora anhelaba la inmersión total, la segunda muerte: la muerte de los muertos.
Luego de haber leído esta novela, cada vez que me acerco a un ataúd, pienso en lo que puede estar sintiendo y pensando el fallecido con respecto a mí y a los demás.
Esta novela está disponible en la web. Si desean acercarse a ella, [aquí la información](http://www.memoriachilena.gob.cl/archivos2/pdfs/MC0011098.pdf
Me encantaría invitar a este concurso a mis amigos @genomil, @inspiracion y @adeljose.aquí la información
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Hace un tiempo un amigo me recomendó leer esta obra, pero hasta el momento no he tenido la oportunidad. La sinopsis que usted nos has presentado de la misma me parece interesante.
Una obra en la cual la muerte y el amor que se entretejen en el mundo mítico y el mundo real de los recuerdos de Ana María.
Participante 9.
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Sí, es una novela diferente. Que vale la pena leer. Gracias por tu comentario. Un abrazo.
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