El borracho en la taberna.

Un día salí de mi casa, recuerdo que deje la espada, al decir verdad no me importó igual cargaba mi botella de ron.

Llegue al bar. Jugué con algunos tipos, unos eran superhéroes de algún cómics con súper poderes pero no era nada que me afocara.

Salí de la mesa a la barra casi cayéndome de lo ebrio. Les di un beso a algunas chicas que querían que me quedara. Alguien se le cayó una botella, activando el modo ninja di vuelta, al ver que no pasaba nada decidí pedir otra botella de vino, y así consumí no sé cuántas.

Al salir estaba el sol. Igual camine hasta mi casa en compañía de otros luchadores de artes marciales, no sé cuántas veces vomité en el camino. Al despertar no recordaba nada. Al siguiente día tenía que entrenar igual tome mi botella y la lleve conmigo por eso es que soy buen luchador.

Me encontré a Liu Kang y Kung Lao en el camino, esos tipos aun eran unos polluelos comparándose conmigo. Digo, tienen talento, pero les falta beber más vino, abundante vino, si algún día quieren alcanzarme.

Estaba ya en el pico más alto de entre las montañas del territorio shaolin. Me encontraba ahí mirando la botella de vino en mi mano, me agache y la deje en el suelo. Arremeto contra la roca gigante que estaba frente a mí para entrenar mi puño, entrenamiento básico shaolin. Antes de que mi puño toque la superficie rocosa una idea cruza mi cabeza y me detengo súbitamente.

Creo que es momento para un trago, pienso. Me doy vuelta hacia la botella y me apuro un trago.

Fuente

A vomitar.