El hombre es un ser social por naturaleza, necesitamos compartir, comunicarnos, expresar lo que sentimos y crear vínculos con los demás, parece algo sencillo, pero la verdad es que salir ileso del proceso es bien complicado.
Luego de entablar amistades se comparte tiempo, mayormente conociéndose y son muchos los aspectos de nuestras vidas que tienen que ver con otras personas, por lo que gran parte de la comunicación lleva implícito el divulgar datos sobre situaciones y terceras personas de nuestro entorno.
Es simple pensar en que hay una línea para separar los datos que se pueden y no se pueden comunicar, pero muchas veces esos datos “prohibidos” son los que más vida le dan a una charla y uno termina pasando información que es en mayor o menor medida delicada.
Todos somos personas sensibles cuando se trata de nuestra vida privada, pero muchas de la reglas de la socialización no están claramente definidas, son mas bien subjetivas y dependen del entorno, la situación o la persona.
¿Hasta dónde podemos comunicar?
¿Somos todos unos chismosos en potencia?
¿Dónde están escritas las reglas del comportamiento social?
Estas y otras dudas hacen que siempre corramos el riesgo de equivocarnos en muchas cosas a la hora de desenvolvernos en la sociedad, por lo que debemos ser muy cuidadosos en todo momento, la información debe tratarse como un elemento valioso y delicado.