Abraham estaba decidido, no tenía idea de como lo haría, pero sabía que debía encontrar la manera de conseguir ese papel.

Eran las 2 con 40 de la mañana cuando Abraham decidió salir de su casa y recoger el papel.Estaba asustado y les temblaban las piernas, pero era la única opción, ya que para él era muy importante tener ese papel en sus manos. Y es que, pongámonos en contexto. El señor Holmes sabia perfectamente que Abraham lo estaba espiando, por lo que, ¿por cual otro motivo dejaría un papel en el porche de su casa? o mejor dicho, ¿para quién más dejaría un papel en el porche de su casa?.

Era demasiado conveniente que justo observando fijamente a Abraham, haya decidido dejar ese papel. Aunque siendo sinceros pudo haber sido pro cualquier otro motivo, pero para Abraham no había dudas, ese papel tenía algo importante que el señor Holmes había dejado específicamente para él.

Con todo esto en mente fue que Abraham decidió salir a buscarlo, viéndose obligado a desarrollar un plan improvisado. Aunque había un problema: Entendía el objetivo pero no conocía cómo podía lograrlo. Lo único que tenía claro era que de todos las opciones imaginables habidas y por haber, el utilizar la puerta de entrada común como vía de paso no era factible. Y es que, utilizando dicha puerta se generaría un ruido muy fuerte que despertaría a sus padres, generando infinidad de escenarios diferentes. Todos con el mismo resultado. Uno muy negativo para él, pro cierto. Por lo que no se le ocurría otra forma de salir que no fuese usando la ventana.

El tiempo se le escapaba de las manos y debía tomar una decisión. Si utilizar la puerta principal no era viable, y la opción de la ventana era una manea suicida de cumplir su objetivo, en verdad que estaba en un aprieto. Las otras soluciones claras eran usar la chimenea como vía de paso, o las ventanas de abajo. Soluciones igual de absurdas que las anteriores.

Aunque la idea de utilizar las ventanas de la sala no sonaba tan alocada como el salir cual Santa Claus por medio de la chimenea, seguía siendo una estrategia bastante complicada. Por donde se vea, sonaría como un plan fácil de efectuar, pero había un solo problema: El hambre nocturno del señor Martin. Y es que, el señor Martin era un hombre bastante sencillo, con necesidades sencillas, necesidades que que no salían de comer y vivir con su familia. Por lo que cuando su estómago gruñía, debía inmediatamente detener lo que estaba haciendo y levantarse a comer, así eso significase levantarse en plena madrugada y prepararse un sándwich con mantequilla de maní y helado. Era una necesidad básica que no iba a dejar de saciar.

Por lo que para Abraham, el simple hecho de imaginar un escenario en donde su padre bajase a comer y lo encontrase abriendo una ventana para fugarse de casa, era insoportablemente horrible. Al igual que imaginar cómo sería la reacción de su padre si, tras haberse levantado para degustar un buen bocadillo nocturno, se encontrase con una de las ventanas de su sala abierta de extremo a extremo, y luego ver a su hijo entrar por ella. Debido a a esto, usar la chimenea cual Santa Claus sonaba igual de alocado que usar las ventanas de la sala.

Abraham se encontraba, entonces, en la misma situación que hacía 10 minutos atrás. No sabía como salir de casa a recoger el dichoso papel, y es que, era muchísimo más fácil regresar a la cama a dormir, aunque supiese que esa decisión haría que la ansiedad y curiosidad lo carcomiera por dentro.

Decidió que debía meditar la situación. Por lo que tras haber dado diferentes vueltas alrededor de su cama y en toda su habitación, fue a sentarse a su mesa de trabajo, la cual se encontraba dando justo en frente de su ventana. ,editó en silencio todo lo que podía y no podía a hacer, cual de las opciones eran más alocadas que otras, y cuanto tiempo tardaría en buscar el papel y regresar a su habitación. Aunque era un silencio muy disfrutable, el haber estado tanto tiempo sentado sin hacer ni un solo ruido le había generado ansiedad, por lo que decidió pegar un brinquito y ponerse de pié, listo para efectuar su brillante nuevo plan, el cual consistiría en amarrar todas sus sábanas hasta crear una soga lo suficientemente larga como para salir por su ventana y llegar al piso sano y salvo.

Y sí, prefería mil veces bajar por su ventana hasta el piso inferior, corriendo el peligro de caerse y romperse alguno de sus débiles huesos, a usar alguna de las ventanas de la sala para salir, y correr el peligro que su padre lo encontrase. El cual, era algo mucho más grave que romperse un hueso.

Su nuevo plan consistía en atar todas sus sábanas a lo largo entre sí y sujetarlas a la cabecera de su cama fuertemente para que éstas actuasen como un arnés y pueda, así, bajar con seguridad hasta su jardín y escabullirse al patio de su vecino, para poder recoger el dichoso papel que había dejado el señor Holmes, y traerlo consigo a casa. Todo esto debía ejecutarlo en cuestión de segundos por lo que no tenía tiempo que perder.

Era un plan sumamente bueno, así que se puso manos a la obra. Sacó de su closet las sábanas faltantes y las amarró a lo largo junto a su sábana base, dando como resultado una soga de unos 5 metros de largo aproximados. Un largo de soga más que satisfactorio. Luego de esto, prosiguió a amarrar la soga a la cabecera de su cama, dándole mas de 5 vueltas dobles para mejor agarre, para luego abrir su ventana y cortina para proceder con la misión.

Aunque no le tenía miedo a las alturas. su casa de dos plantas (inferior y superior) le generó un temor enorme. De un momento a otro le tenía miedo a todo, a las alturas, al césped, a todo. Pero aún con todos estas diversas inseguridades encima de sus hombros, no dudó en lanzarse para competar su plan.