Hatchet man (Story) / Verdugo (Relato)

in hive-148441 •  5 years ago 

English / Inglés

Wandering the streets like a beggar, immersed in a fictitious underworld with real characters, tied to his mobile device, vanishing into social networks, believing in useless truths, propagating foolish ideas, destroying and constructing facts that are not interesting but entertaining, mixing theories, rites, urban myths, media wars, class and racist...

This is how Celso spends his days, his friends sometimes tell him: Ridiculous, grotesque combination of what he does sometimes, when he is unable to let his cell phone out of his hand for a moment.

If he is on the street and out of misfortune his battery succumbs, his power of God Almighty ends and he begins, like a wounded and desperate monster, the hard quest to find the divine energy to recharge the underworld. That's his nature, to keep up with technology and not just by chance.

But every time he uses it to communicate, or rather to isolate himself, a voice very close to him rebukes him, telling him the truth of what the unrelenting executioner he holds in his hands represents, wireless leech that absorbs his neophyte thoughts of what a human relationship is and what a dactylological prosthesis takes hold of him, turning him into a cultural atheist, a "logocide" that goes aimlessly through the streets of the concrete jungle fantasizing, that is his world, where there is no alter ego, it is a virtual reality where not being is more important than being, where a lie is vital to tell the truth, where an "I" has more effect than giving.

Celso wakes up, he had not been able to sleep his afternoon nap, that voice he had heard so close by, left him tormented, desperate, he goes to his bedside table, where there was the cell phone he had bought that same afternoon, an exquisite device of the latest number and consonant existing in the market, a jewel of technological royalty, immediately leaves the apartment and places it in the wastebasket to then quickly go to his place of comfort, his spiritual cave, his liberation, his antidote: the library on the corner, a treasure awaits him there, what for him is a universal wealth of teachings, a good book, before he goes to the antique shop to try to recover his old and favourite startac three zero zero.


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Español / Spanish

Vagando por la calle como un mendigo, inmerso en un submundo ficticio con personajes reales, atado a su aparato móvil, desvaneciéndose entre las redes sociales, creyendo verdades inútiles, propagando ideas fatuas, destruyendo y construyendo hechos que no interesan pero si entretienen, mezclando teorías, ritos, mitos urbanos, guerras mediáticas, clasistas y racistas...

Así pasa sus días Celso, sus amigos le dice a veces: Ridicular, combinación grotesca de lo que hace a veces hace, cuando es incapaz de dejar escapar de su mano por un momento el teléfono celular.

Si está en la calle y por desdicha sucumbe su batería, acaba su poder de dios todopoderoso e inicia como un monstruo herido y desesperado la empedernida búsqueda por encontrar la energía divina para recargar el submundo. Esa es su naturaleza, estar al día con la tecnología y no por simple boga.

Pero cada vez que la usa para comunicarme o mejor dicho aislarse, una voz muy cerca le increpa diciendo, la verdad de lo que representa el verdugo inclemente que tiene en sus manos, sanguijuela inalámbrica que absorbe sus neófitos pensamientos de lo que es una relación humana y cual prótesis dactilológica se apodera de él, convirtiéndolo en un ateo cultural, un “logocida” que va sin rumbo por las calles de las selva de cemento fantaseando, ese es su mundo, donde no hay alter ego, es una realidad virtual en donde el no estar es más importante que el ser, en donde una mentira es vital para decir la verdad, en donde un “yo” surte mas efecto que un dar.

Celso despierta, no había podido dormir su siesta vespertina, esa voz que había oído muy cerca, lo dejó atormentado, desesperado, se acerca a su mesita de noche, en donde estaba el teléfono celular que había comprado esa misma tarde, un exquisito aparato del último número y consonante existente en el mercado, un joya de la realeza tecnológica, de inmediato, sale del apartamento y lo coloca en el bajante de desechos para luego velozmente dirigirse a su sitio de confort, su cueva espiritual, su liberación, su antídoto: la biblioteca de la esquina, allí lo espera, un tesoro, lo que para él es un caudal universal de enseñanzas, un buen libro, antes transitará a la tienda de antigüedades a intentar recuperar su vetusto y predilecto startac tres cero cero.

Photo by Viktor Talashuk on Unsplash

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