Es la atracción, la madre de la magia

El aprendiz conoció a su instructora de baile en un evento empresarial, ella cantaba y recreaba con su poesía hecha canción los intervalos de aquel encuentro de aprendizaje y negocios. Ya para terminar el evento, entono su última pieza musical, y dijo que iba a estar en la ciudad una semana, si alguien deseaba perfeccionar su ritmo musical para la danza, ofreció impartir algunas horas de clase. De entre los asistentes 6 personas acordaron asistir por dos horas en las noches, mientras partía para su pueblo.

Aprenderás a bailar, dijo a todos como primera instrucción; cuando logren sentir el swing de la música dentro. Al igual que la pasión y el amor verdadero, deben de aprender a sentir cada nota musical en todo el cuerpo. Los monjes asiáticos, rápidamente aprenden a escuchar la música celestial e inducirla a todo su ser, una vez se logra esto, la meditación y el entrenamiento de las emociones se les hace una delicia. Luego el logro de la coordinación con la pareja, lo da algún tipo de atracción; porque sin atracción no surge la magia.

En el siglo XV, un 22 de noviembre se inició a celebrar el día del músico, en memoria de Santa Cecilia patrona de los músicos de la época, ella amenizaba la vida instrumentando el arpa; las primeras celebraciones se llevaron a cabo en Edimburgo en 1695. Algunos como Santa Cecilia tienen el don natural de instrumentar música, otros se inspiran y la crean en vivencias cotidianas, sólo necesitan una partitura y un lápiz; pero todos los seres vivos, la llevan dentro, sólo tienen que despertarla y dejarse deleitar por sus sonidos.