Una mañana en las últimas clases de la segundaría, llegó al salón un empresario-mentor; él hacía una labor social de descubridor de talentos para los nuevos mundos; él decía que cada país y región una vez que logran solucionar alguna carencia, con nuevas ideas o tecnologías, se consideraba un nuevo mundo o una nueva forma de socializar la vida en comunidad. Por ejemplo, cuando aparecieron los teléfonos celulares, a los pocos años las cabinas telefónicas se fueron quedando obsoletas, y el vandalismo por los aparatos públicos, dejaron de dar perdida a las empresas públicas.
Aquel personaje “mítico” lanzó una pregunta diciendo: ¿quién va a ser el próximo emprendedor de esta clase? Sólo un tímido joven, de entre 32 alumnos, se levantó y gritó: -Yo seré- en cuestión de pocos segundos hubo un gran silencio, pues en aquella escuela jamás se había enseñado nada sobre crear nuevos negocios. De repente todos los muchachos iniciaron a preparar bolitas de hoja de cuaderno e iniciaron a lanzarlas al alumno que se puso de pie. Hubiera sido más decente que el mentor hubiera dicho: -levante la mano quién tiene miedo a ser creador de nuevos negocios-
Aquellos jóvenes entre los 16-18 años, habían sido educados por maestros de texto y los habían preparado para hacer una carrera técnica o universitaria tradicional-conocida. Aquel mentor en nuevos negocios, constató lo que había oído decir en Harvard: en algunas regiones tercermundistas, aún no han despertado al nuevo orden mundial. Y no es que sea malo, ser sencillo y humilde con lo necesario para vivir días tranquilos y sosegados. Es en los países prósperos, donde han descubierto nuevas medicinas y avances para que el ser humano tenga más años de vida.
Todo se trata de la actitud adecuada, tanto de maestros como de aprendices, para comprender que la educación consiste en despertar la conciencia hacia nuevos niveles de desafío y desarrollo. Por eso el abuelo de la playa le dice al aprendiz, que ser empresario es aprender crear equipos de alto rendimiento; y que localice a las personas con mentes jóvenes que no tengan miedos infundados a perder nada. Quienes no han despertado a la creación de negocios, se les debe respetar su tiempo y no esperar nada de ellos; pues lo único que tienen es miedo a perder nada.
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