Imagen by Kasjan Farbisz on Pixabay
Terror in the store
"Everybody on the floor, don't look at me!" The man screamed furiously when he entered the small store.
"What's wrong?" Asked a surprised customer and immediately received a heavy blow from the butt of a shotgun that brought him to the ground.
The women, three in all, were sobbing lying face down on the floor before the violent action of the masked criminal.
"Quickly give me the money from the box." Don't waste my time or you die right here.
The store manager, knowingly trembling in danger to her life, hurriedly obeyed without looking up, opened the cash register, took out the little cash for the day's sales and handed it to the thief.
"This is a joke. Is this all the cash this cute store has? Get down on the ground before your head blows up.” The bandit yelled in frustration.
The seconds seemed endless for the unfortunate customers, who had entered a few minutes earlier, happy with the intention of buying some souvenirs that would remind them of the beautiful town. Now, the memory of the beautiful place had been spoiled on the eve of their departure.
"Get the money out of your wallets, I don't have to remind you that it's a very bad idea to get smart. I have the gun here, so please empty them there where I can see it. ”He exclaimed sarcastically.
They all obeyed as they pleaded for their lives. A mixture of feelings of humiliation, resignation, and uncertainty at the violent oppression was shared by the subjugated. The malefactor collected the poor booty and left where he came from.
"Where's the police?" One of the women yelled.
"At home, they are on strike." The store manager answered.
"This is unheard of!" What's wrong with them? Perhaps they want anarchy.
Weeks earlier, a brave police officer, an example of the station and honorable member of the community, thwarted a robbery in the same store, killing the thief, however, the prosecutor accused him of police excess and murder. As if that were not enough, the judge ordered preventive detention while issuing the sentence.
The bloody man staggered to his feet from the floor, reproaching himself for the lousy decision made in his court, he had an urgency to fix his mistake and speak to the prosecutor as soon as possible.
The end.
An original drabbler by @janaveda
Imagen de Kasjan Farbisz en Pixabay
Terror en la tienda
—¡Todos en el suelo, no me mires!— El hombre gritó furiosamente cuando entró en la pequeña tienda.
—¿Qué pasa?— Preguntó un sorprendido cliente e inmediatamente recibió un fuerte golpe con la culata de una escopeta que le llevo al suelo.
Las mujeres, tres en total, sollozaban tumbándose boca a bajo sobre el piso ante la acción violenta del delincuente enmascarado.
—Dame rápido el dinero de la caja. No me hagas perder mi tiempo o te mueres aquí mismo.—
La encargada de la tienda, temblorosa a sabiendas en peligro su vida, obedeció apresuradamente sin levantar la mirada, abrió la caja registradora sacando el poco efectivo por las ventas del día y se lo entregó al ladrón.
—Esto es una broma. ¿Esto es todo el efectivo que tiene esta linda tienda? Tírate al suelo antes que te vuele la cabeza.— Gritó frustrado el bandido.
Los segundos parecían interminables para los desafortunados clientes, quienes entraron unos minutos antes, alegres con las intensiones de comprar algunos souvenirs que le recordaría al hermoso pueblo. Ahora, el recuerdo del lindo lugar había sido estropeado en vísperas de su partida.
—Saquen el dinero de sus billeteras, no tengo que recordarles que es muy mala idea hacerse los listos. Yo tengo el arma aquí, así que por favor, vaciarlas allí, donde lo pueda ver.—Exclamó en tono sarcástico.
Todos obedecieron mientras suplicaban por sus vidas. Una mezcla de sentimientos de humillación, resignación e incertidumbre por la violenta opresión era compartidos por los subyugados. El malhechor recogió el pobre botín y se marchó por donde vino.
—¿Dónde está la policía?— Gritó unas de las mujeres.
—En sus casas, están de huelga." Contestó la encargada de la tienda.
—¡Esto es inaudito! ¿Qué les pasa? Acaso quieren la anarquía.
Semanas antes, un valiente policía, ejemplo de la estación y miembro honorable de la comunidad, frustró un robo en la misma tienda matando al ladrón, no obstante, el fiscal lo acusó de exceso policial y homicidio. Como si fuera poco, el juez ordenó prisión preventiva mientras hasta emitir la sentencia.
El hombre ensangrentado se incorporó tambaleante del suelo, reprochándose la pésima decisión tomada en su corte, le urgía enmendar con prontitud su error y hablar con el fiscal.
Fin
Una micro ficción original de @janaveda