Hace una semana (el lunes 13 de abril) falleció una persona muy querida, pariente cercano, pero, sobre todo, amigo en la poesía y en la música. A él, que dedicara toda su íntegra vida a la pasión del tango y el bolero, que fuera hombre bueno con su bohemia irrenunciable, le escribí este poema, que comparto con ustedes.

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_{Julio Méndez en una de sus presentaciones Fuente}

Un lunes de abril

Sé que fue y será una porquería
el mundo en este cambalache,
Julio,
aunque también está el caminito,
"bordeado de trébol y juncos en flor".

Y tú, ahí,
cantando para la gente
(aplauden y piden otra,
Julio-Lavoe).
También cantando para ti,
porque eras casi una milonga,
un tango
venido de la sangre del padre,
o un bolero,
quizás de la aurea madre.

Tú,
en rebeldía con el mundo,
pero amándolo
como un pibe
crecido en el pequeño arrabal
de San Francisco,
de la vieja Cumaná.

_Fuente

Recorriendo calles y bares
-el "Astoria nos abso(l)rberá",
dijo el globicornio-,
con la poesía que quema
en el aire de este país
venido a menos.

El mar tocando la puerta,
en un réquiem repetido
con aire de Mozart,
y tu figura de "El día que me quieras"
luchando con el respirador,
con el dolor,
con el olvido.

Un lunes de abril,
con menguante luna,
Julio,
has entrado en el caminito
siguiendo sus pasos.

_16/04/2020

Agradecido por su lectura.

#poesia