Pandemia

Un silencio sepulcral
se apoderó de mi ciudad,
de mi país, de mi planeta
y nadie me supo contestar
a eso siniestro que vino
a quedarse e instalarse
y que ninguno lo vimos llegar.

Mis calles solas están
ya no se ven jóvenes
andando con sus novias
ni viejitos con un café
para darle de tomar
a su amor que lo espera
en el hogar con un pan
para remojar y acompañar
para hablar de cómo él
la conquistó años atrás.

De repente donde
la música sonaba
hoy solo hay soledad,
donde se congregaban
los aplausos y carcajadas,
mudas están incluso
las oraciones inmutables
se quedaban ante tal barbaridad.

Dónde quedaron las sonrisas
por salir a conquistar miradas
luego del sorbo de aquel café,
de repente se apagaron
quedaron pendientes
y desilusionadas porque no saben
que ha pasado
con este paisaje desolado.

Fuente

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