Hola a todos, steemians. En esta oportunidad les compartiré un asunto sobre el que he estado reflexionando por experiencia propia, cuando se trata de las relaciones.
Puede ocurrir que nos llega una sensación de seguir de largo sin quedarnos aferrados a alguien o algo. ¿Miedo? ¿Instinto? ¿Intuición? A veces no es claro, es como sentir que en parte, "no hay tiempo que perder, hay que cambiar ya", "hay que avanzar, este no podría ser el final, ahora es que queda viaje por transitar".
Tal vez en parte, sea el miedo a atravesar las partes duras de las caminatas, acompañadas de las mismas caras. Porque no es que se "evite" por completo el dolor, sino que es como si se le adelantara a sentirlo antes que sea mayor, para saber que se ha comenzado ya el proceso a su superación, incluso antes que el golpe haga su aparición. (Considero que esto ha de ser un patrón de ansiedad, por aproximarse tanto a un hecho específicamente negativo).
Creo que es un poco rudo (de valientes) el decidir quedarse a pesar de tener que reconocer una y otra vez las mismas caras, la misma gente, las mismas cosas (implica soportar, tolerar, ser paciente).
Esto podría ser muy bueno, por constituirnos personas confiables y ahí se hallarían los lazos de compromisos estables y probablemente, el éxito en las relaciones, los empleos, los proyectos ¿no?
pero,
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¿No es también la apertura a la oportunidad de decepcionarse?
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Es bueno tomar en cuenta esto, que podría llegar a suceder una decepción, pero creo que más nos importa conocer la procedencia de dicha "decepción" o "desilusión", su génesis.
¿Por qué surge la decepción?
(En el ámbito de las relaciones interpersonales).
Obviamente si de quien nos acompaña, siempre se espera una correspondencia,
en el momento que falle, habrá una sensación de pérdida.
¿Es correcto vivir así? ¿Se puede soportar por siempre?
Creo que no se pueden evitar del todo "las esperanzas", ni las desesperanzas, incluso las nacientes "expectativas" nos surgen de manera casi inmediata, como una configuración automática de conveniencia amoldada a nuestros deseos y maneras de ver la vida, y por ello, lo más seguro es que nos topemos también con más de una decepción, desilusión y tengamos que lidiar con esa sensación.
Sugerencia
Lo que recomiendo hacer es revisarnos de vez en cuando, al apreciar nuestras relaciones, preguntarnos con reflexión qué expectativas podríamos estar teniendo de quiénes nos rodean, qué tan realistas/convenientes y hasta qué punto son sanas para que la relación se mantenga, así como que cada parte mantenga bienestar respetando la libertad individual de cada cual.
Observar las expectativas que se han formado y estar abiertos a lo que acontezca, se cumpla o no lo que se espera, sea una ganancia o perdida de acuerdo a nuestro sistema de creencias.
Me parece importante no estar "esperando" de buenas a primeras tener una gran decepción porque nos convertiríamos en pesimistas.
Reitero que, creo, se trata de estar abierto a las distintas posibilidades.
La responsabilidad
Es muy importante tener presente la potestad de decidir voluntariamente de los demás, la justicia es universal, la responsabilidad es individual.
Está en nuestras manos trabajar para cumplir con nuestros deseos de compartir con otros, sea por compromiso de obligación (moral/legal) o porque nos nace hacer alguna entrega genuina, incluso, de manera natural.
Libertad
Por otro lado, sí hay tener en cuenta que los demás están en su libertad de decidir si recibir lo que le queremos compartir, apreciar, corresponder o por el contrario rechazar, ignorar, y cualquier otra respuesta, sin que por ello sea necesariamente algo malo. Pues puede que incluso por cuestiones de su propia consciencia deciden no cumplir con algo porque choque con otro tipo de compromiso o sencillamente desisten por desacuerdo, incompatibilidad o simple falta de atención.
Les deseo éxito con sus relaciones, yo sigo trabajando con esa sensación y haciendo la necesaria introspección cada tanto para asegurarme de que no me quedo en la expectativa de algo idílico / ilusorio o muy poco realista, para no llevarme una decepción por algo que me he creído por mí misma y que diste de la realidad de quienes son los demás.
Conocer a los demás también es un largo tramo, pero solo puede darse sanamente, si también a la par nos entendemos y estamos bien con nosotros mismos.
A propósito, he recordado esta curiosa cita, se las comparto:
Conocer a los otros es sabiduría.
Conocerse a sí mismo es sabiduría superior.
Imponer su voluntad a los otros es fuerza.
Imponérsela a sí mismo es fuerza superior.
Gracias por leer, un placer compartir con ustedes.
