Concurso Escritores Estrellas de Steem 6 - "La Gratitud como mejor actitud". Bitácora De Un Desagradecido

Antes de compartirles mi participación quiero agradecer a la comunidad @atarsofsteem por servir de soporte a este tipo de actividades, y a la compañera @blancat por hacer de moderadora en este concurso, el cual considero oportuno en estos tiempos de aislamiento. Sin más qué agregar, les compartió este texto nacido desde la humildad y sinceridad.

Érase una vez un joven incapaz de sentir gratitud. Y es que, a sus ojos, su vida era una larga secuencia de privaciones, un motivo para quejarse y renegar. A todo lo veía el lado oscuro, difícil, intrincado; y pensaba, a menudo, que todo los logros que otros conseguían con tan solo pedir estirar la mano, para él representaban un largo camino cuesta arriba, plagado de "peros", de negativas, de puertas cerradas. Se atrevía a asegurar, el pobre, que su existencia era un castigo, una perdida de tiempo.

¿Cómo agradecer por lo que nos es negado? ¿Cómo decir "gracias" por lo que nos arrebatan? Solo un demente se entregaría a la gratitud sin recibir nada a cambio - se justificaba constantemente. Y entonces se encerraba en su burbuja de negación e insatisfacción, viviendo así en un circulo vicioso de frustración, estrés y ansiedad.

Paso el tiempo, y el joven desagradecido se hizo hombre; un hombre desagradecido, por su puesto. Sin embargo, pese a todo pronóstico alcanzó ciertas metas: se hizo docente, artista, un hombre sensible (la verdad es que era un sujeto brillante y muy hábil). Pero, lamentable, se sentía incapaz de agradecer, y en lugar de resaltar sus capacidades y logros, se dedicaba a contabilizar sus carencias y lo difícil que fue la concreción de dichos logros.

Pero estas actitudes le pasaron facturar, así que, sin darse cuenta, debido debido al estrés, la ansiedad y la amargura, enfermó del estomago. Ahora todo lo que comía le producía malestar e incomodidad. Fue al médico, naturalmente, gastó mucho dinero, hizo dietas, adelgazó en exceso, pero no mejoró. Para colmo, esta enfermedad empeoró por culpa de una pandemia que obligó a todos los seres humanos a vivir encerrados, a evitar el contacto.

Este desagradecido tenía sus trucos para mantenerse invicto: salir era un escape, una forma de evadirse así mismo. Pero el encierro hizo su trabajo. Ahora enfermo y cercado por un virus, no tuvo más opciones que detenerse y evaluar su vida. Y fue entonces cuando abrió los ojos: la cercanía de la muerte, el descanso impuesto, la introspección, la estrechez en el vinculo con sus seres amados, le llevaron a otra crisis de índole interna que lo transformó profundamente. Fue tan poderosa esta transformación, tan radical, que al salir de ella comprendió algo hermoso: la gratitud nos acerca a Dios.

Sí, yo soy el joven de la historia. Reconozco, con cierta vergüenza, que mi vida fue, hasta hace poco, un mar de lamentaciones. Esta actitud me hizo enfermar y me arrojó a los brazos de la depresión. Pero logré salir adelante. Parecera tonto o descabellado, pero gracias a la pandemia conocí una mejor versión de mí. Ahora soy un hombre agradecido, emprendedor, proactivo, enfocado en el bien, en el amor y en la virtud. Ahora reconozco el valor de lo efímero e irrepetible de cada ser, y cuando esos sucede, dar las gracias se convierte en un credo.

Cuando aceptamos con valentía los cambios, y aceptamos con humildad todo nuestro potencial, no hay nada en el mundo que no podamos superar. Pero esto lo entendí cuando me enfoqué en todo lo bello que he recibido, cuando me reconocí como un hombre afortunado, cuando di las gracias por ser, y por todo el aprendizaje que obtuve por medio de los otros y las circunstancias.

Es preciso practicar la gratitud (no imponerla), pero esto sucede cuando comprenderlo que todo, absolutamente lo que nos pasa, incluyendo tanto lo bueno como lo "malo", esta creando las circunstancias para transformarnos. Hay que ser agradecidos con todos, con los que te ayudan y con los que creen hacerte daño. Cuando agradecemos la vida se torna menos hostil, más dulce. Llegará un momento en que dar las gracias será parte de ti, y en ese momento advertirás que el dolor y la desdicha desaparecerán, porque, aunque no nos demos cuenta, y nos empeñemos en sufrir y destruir, el universo está diseñado para acercarnos a Dios y a la belleza.