Un incierto espacio nos convoca a seguir hacia un silencio sin retorno. La ciudad se mueve y se estremece, pero estamos en pause y sin sobornos. El dolor del filo del cristal cae tendido, roto y descompuesto se ha quedado. La luna se marcha hasta otro puerto y las luces de neón ya no relumbran. Hay pájaros que vuelan y se estrellan como cohetes negros del misterio. Una rama del tiempo se presenta y la ciudad y su rumbo sigue desierta.
No existe pena que no acabe contra la letanía del recuerdo. Colores grises van danzando y los brillantes destellos se acongojan. Un botella flota sobre las olas de fuego ardiente que se escapan. Mensajeros perdidos arrebatan, la cálida caricia que se aborta. Un basto bosque se humedece de tus ojos de mar y de tu llanto. Y la ciudad y sus torres van cayendo como mi amor por tí se va borrando.
Apesadumbrado surcas y no alcanzas a extender el grito de la noche. Las ondinas se pierdes en la Atlantida y un sueño se apodera de la vida. Qué esperanza aguarda a las razas, a las especies infrahumanas del deseo? Todo se diluye entre la nada y de nada sirven los desvelos.