Fucking Christmas (Esp-Eng)

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Todos se estaban hiendo. Emigraban como el tábano, a como diera lugar. Eras una tímida rata burguesa que a pesar de la mala racha. Igual optaste por prender luciérnagas en el cielo y partir. Marchabas por las promesas. Los sueños en revistas de época. Los colores diferentes a los de tu bandera. El año podía quedar en las repisas y los cuadros vetustos. En la plenitud de los olvidos. La casa era ya un vil despojo donde reposar. Cientos de libros añorando ser hojeados. La miseria era un aliado fuerte, inquebrantable para tus años. Contrabandeabas de todo. Algo que semejaba el café. Resulta que hasta medicinal, como luego dijeron. Otros tantos de los de abajo. Tomaste tu mochila de flecos. Todo era resplandeciente. Los hijos dormitaban y la mujer solo tocia a destiempos. Tenía los ojos más limpios del mundo. Todo era negro o gris. Pero me daba la gana de ver sus ojos tan azules. Eran parte del mar y la fusión de cielo. Eran sus ojos tan fieros como su silencio. Todo estaba dicho (o no). Apenas se podía cerrar la puerta (¿Qué puerta?) Tomaste un pomo de agua y un manojo de papeles manuscritos. Allá seguro soy un puto escritor. Los sueños son casi transparentes. Las letras tienen un color dorado en el papel. El dinero es de color verde y se puede respirar. Voy a escribir tanto que podré sacarte de todo este desastre.
Sube la radio. No quiero escuchar.
El sol pegaba fuerte. Cientos de kilómetros y seguía escuchando los gritos en una mezcla folclórica entre los acordes del radio. El plan era simple. Llegar y comenzar a escribir. Poco más sabías hacer. Alejarte de las drogas y el alcohol. Te encantaba la poesía. Los matices del idioma nuevo. Integrarte y escribir desde las vísceras. Usar pocos adjetivos. Imitar, reescribir.
Has intentado de todo. En los pocos minutos que te quedan, apenas duermes. Piensas en conseguir un tercer trabajo o algo para sobrevivir. Escribes -anémona- en la palma de la mano. Seguro que escribo algo que se convierte en un bestseller.
La pequeña mesa contiene un sinnúmero de cartas que nunca se envían. A penas puedes tomar el lápiz para los apuntes. Has pasado doce horas cargando piedras. Este año sí voy a enviarle lo mínimo a los muchachos. Me quedo rendido del cansancio. Entonces me despierto sobresaltado. No quiero dormir. Si me duermo voy hasta la mesita. Abro los cajones y encuentros los papeles amarillos de hace cinco años. Se disparan en el recuerdo. Los gritos. La Radio. Y unos ojos tan limpios que da por llorar.

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Fucking Christmas

Everyone was leaving. They were migrating like the horsefly, no matter what. You were a timid bourgeois rat who, despite the rough patch, still chose to light fireflies in the sky and leave. You still chose to light fireflies in the sky and leave. You marched for promises. The dreams in vintage magazines. The colors different from those of your flag. The year could remain in the shelves and the old pictures. In the fullness of oblivion. The house was already a vile spoil where to rest. Hundreds of books longing to be leafed through. Misery was a strong, unbreakable ally for your years. You smuggled everything. Something that resembled coffee. It turns out that even medicinal, as they later said. So many others from below. You took your fringed backpack. Everything was shining. The children were snoozing and the woman was just groping in fits and starts. She had the clearest eyes in the world. Everything was black or gray. But I wanted to see her eyes so blue. They were part sea and part melting sky. They were her eyes as fierce as her silence. All was said (or not). You could barely close the door (What door?) You took a knob of water and a bunch of handwritten papers. There I'm sure I'm a fucking writer. Dreams are almost transparent. The letters have a golden color on the paper. Money is green and you can breathe. I'm going to write so much that I can get you out of this whole mess.
Turn up the radio. I don't want to listen.
The sun was beating down hard. Hundreds of miles and I kept hearing the screams in a folkloric mix between the radio chords. The plan was simple. Arrive and start writing. Little else did you know how to do. Stay away from drugs and alcohol. You loved poetry. The nuances of the new language. Integrate and write from the gut. Use few adjectives. Imitate, rewrite.
You've tried everything. In the few minutes you have left, you barely sleep. You think about getting a third job or something to survive. You write - anemone - in the palm of your hand. Surely I write something that becomes a bestseller.
The small table contains countless letters that are never sent. You can barely pick up your pencil for notes. You've spent twelve hours carrying stones. This year I am going to send the minimum to the boys. I collapse from exhaustion. Then I wake up with a start. I don't want to sleep. If I fall asleep I go to the bedside table. I open the drawers and find the yellow papers from five years ago. They flash in my memory. The screams. The radio. And eyes so clear they make you want to cry.