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Hoy la lluvia nos hace estar cobijados en nuestro casillero, recordando cosas hermosas del pasado, ¿lluvia que nos das a entender en cada una de tus gotas?. ¡Quizás es que te valoremos, que no la desperdiciemos que no seamos seres sin sentido de pertenencia!, porque hoy Dios nos las manda del cielo, pero mañana no sabemos.
Dios en su momento propicio la creó, sólo él y nada más que él tiene el poder de descargarla y a su vez el quitarla. Con ella podemos disfrutar la niñez, el amor a escondidas o un amor no correspondido, la muerte de un ser querido, llorar sin cansancio donde las lágrimas se confunda con una gota cristalina, un rico café con leche espumoso, los pájaros alegres porque reconocen la llegada de la primavera, ¡ay! Tantas cosas que disfrutar de esas gotas claras y frías que bajan sobre nuestro casillero.
Tu olor ligado con la tierra que provoca comérsela hasta saciarse, aroma indescriptible, imagínate ambas cosas: su fragancia y el sonido, hacen de este olor algo ineludible. Gracias Dios por tan hermosa creación y permitirnos disfrutar el casillero tibio donde anidamos.