- Cuando siento esta terrible picazón en el cuello,  me alegro porque es una premonición de algo bueno que va a pasar a mi alrededor y pronto. Así como a algunas personas le pica la palma de  la mano derecha cuando van a recibir dinero.

- Déjate de tonterías. Las cosas suceden porque tienen que suceder, tanto las buenas como las malas.

- Claro, pero presentirlas no está de más. Algo positivo viene en camino para esta casa. Ten la seguridad. Nunca tarda mucho, pero no puedo precisar el cuándo ni el qué. Al menos, sé que es positivo, que es bueno. Y está fuerte la picazón cuñado, muy fuerte.

- Date un bañito, hombre. Jajajjajaj. Seguro que se te alivia.

Se abrió la puerta de la casa y entraron las mujeres con una gran algarabía. Sus risas y palabras se mezclaban, haciendo imposible entenderlas.

- Bertica se nos casa- exclamó la abuela.

Los dos hombres se quedaron mudos. Se casaba la solterona. ¿Cómo? ¿Con quién?

Se miraron entre sí. La mirada de Víctor exclamaba: Te lo dije. La de Arnaldo: Increíble.

Así quedó demostrada la capacidad premonitoria de la picazón en el cuello, que menos de lo que  él hubiese querido, lo atacaba sin previo aviso.