Era abril aquella tarde,
tarde primorosa en mis recuerdos.
Primorosa primavera en mi núbil existencia,
existencia de plastilina sonrosada,
moldeable plastilina
temblando primorosa entre tus manos,
tus manos en sutil caricia,
caricia que trocó en esposa,
esposa que aprisiona la voluntad.
Voluntad en descenso, ya la cuesta.
Cuesta abajo rueda mi pudor,
mi pudor perdido ante tu mirada.
Tu mirada va contando, va tocando.
Tocando, contando, acariciando mis antojos,
perdida la voluntad, ya no hay vuelta atrás.
Atrapada en tus caricias
cada caricia una esposa,
acelerando el corazón,
cantándole al amor :
me entregué con toda la ilusión.
La imagen que ilustra es de mi autoría.