Té con te algo sobre Guanoco 39/54

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A temprana hora de la mañana, empezando cada día tomamos nuestro café, para final de la tarde también lo tomamos, pero no repetimos para evitar el insomnio. Esta es una bebida que no puede faltar en nuestra casa y forma parte de la tradición familiar, a toda visita que llega a nuestra casa le preguntamos si gusta de una tacita de café.

Cuando era soltera, en la casa de mis padres se tenía por costumbre tostar los granos de café que a mi papá le obsequiaban en las haciendas en donde iba a reparar los motores que usaban para procesar diversos granos como el café y el maíz. Recuerdo el aroma del café tostándose inundando toda la casa, luego de ser tostado mi mamá se ponía a molerlo en un molino eléctrico que por años hemos tenido, ese café molido lo metíamos en unos envases de cristal para mantener su aroma intacto.

Muchas veces mi mamá apartaba parte de ese café molido para mandarle a los hijos que vivían ya aparte con sus familias, cuando alguien iba a viajar a Caracas le mandaba una parte a algunos de sus hermanos y así siempre estuvo eso presente de compartir lo que a bien Dios nos favorecía, para mis padres compartir significaba alegría.

En muchas ocasiones, sentados, reunidos en la sala tomando café surgían las conversaciones, era un gusto escuchar las narraciones de mi papá y mi mamá sobre muchos aspectos de la vida que ellos vivieron, recuerdo que varias veces entrábamos al tema del lago de asfalto de Guanoco, su pueblo, la producción de café, cacao, mangle rojo y muchos otros productos que salían de esas tierras.

Hoy la mina de asfalto más grande del mundo está oculta entre la selva guardando un pasado petrolero que muy pocos venezolanos conocen, algunos de mis primos que viven en la región de Guanoco nos dicen que aun sigue siendo un paraíso con gran potencial de explotación agropecuaria, turística y petrolera. Este reto fue convocado desde @enmovimiento, anímate en participar dándole click en este enlace Convocatoria Crowdfunding Venezuela Mayo 2021.

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