La primera vez que me topé en serio con este concepto fue hace poco más de 10 años, estando en el Seminario Evangélico de Caracas; me inscribí en una materia llamada: Disciplinas espirituales; que corresponde al pensum de estudios de Licenciatura en Teología.

Allí estudiando a fondo cada disciplina espiritual que el ser humano debería tener para llevar un ideal estilo de vida.

La meditación es una de las disciplinas espirituales que nos permiten detenernos para pensar, desarrollar la imaginación y explorar introspectivamente para comprender muchas aristas de la vida que de otro modo sería imposible lograr.

Recuerdo que el profesor en esas primeras clases que no parecían importarme mucho; él llamó mi atención cuando reveló una estadística arrolladora. Nos dijo que 4 de cada 10 personas en el mundo padecen enfermedades mentales.

Las alarmas se nos encendieron a todos los del salón de clases porque justamente éramos 10 estudiantes y los 10 teníamos apariencia de locos jajaja. Un curso de personas que decidieron dejarlo todo para servir a Dios, realmente parecía una sala de manicomio.

Entre las literaturas que abordamos en esa materia del pensum de teología; llamada Disciplinas espirituales; leímos un libro de Richard Foster llamado Alabanza a la disciplina.

Cuando estudiamos a profundidad la disciplina de la Meditación, entendí que es una práctica de la era de los patriarcas; Isaac salía a meditar _{Génesis 24:63}; todos los hombres usados por Dios tenían el hábito de meditar; el Salmo 1 dice: Bienaventurado el hombre que medita en la ley de Dios de día y de noche.

Y pasaría muchas horas escribiendo acerca de la evidencia de que la meditación nos hace muy bien.

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La meditación es un asunto serio, no es para jugar; aprendemos a meditar, meditando; consiste en detenernos para buscar respuestas a lo desconocido usando la imaginación y sabiendo que de alguna manera la gracia teológica nos permitirá entender para tomar las decisiones correctas.

Las personas que meditan poseen una mejor salud mental, desarrollan una seguridad en sus decisiones y la conexión espiritual es más profunda.

Recordemos que el ser humano está compuesto por espíritu y cuerpo; estas dos deben actuar sinérgicamente para que haya un resultado provechoso.

Apartarnos a un lugar a solas, limpio, acondicionado, en silencio; puede ser en contacto con la naturaleza o un lugar cerrado pero cómodo; sería ideal hacerlo con frecuencia.

¿En que meditar? La Biblia es la Palabra de Dios dada su pueblo; es el mejor material meditable.
Posturas? sentados, arrodillados, parados, acostados... lo importante es tomarse muy en serio que si queremos respuestas en la meditación la tendremos y debemos estar preparados para recibirlas.

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Se ha desvirtuado el concepto de la disciplina de la meditación, el mundo actual lo cataloga como una práctica de los movimientos nueva era anclados a las religiones orientales paganas, acuñando términos como meditación trascendental; pero la verdad es que en sus orígenes el pueblo de Dios desde la creación ha establecido la meditación como forma de conectar con su Creador y conocer su voluntad.

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La verdad es que cuando meditamos podemos experimentar el obrar sobrenatural de Dios porque podemos tomar las decisiones correctas de forma oportuna; en la paz que solo Dios puede dar.