A través de la historia se ha conocido a las sirenas con la típica forma de un ser con cuerpo híbrido entre mujer y pez, en algunas ocasiones teniendo esplendorosa belleza y en otras siendo seres horrendos que con su canto atraen a los pescadores para devorarlos. En otros relatos son seres pacíficos que rescatan a los pobres hombres de ahogarse, siempre mantiendo esa inocencia propia de su desconocimiento del mundo humano.

Sin embargo, en lo que es la mitología tradicional clásica las sirenas tienen el cuerpo repartido, bien teniendo alas y patas de una gran ave con cuerpo y rostro de mujer, o bien todo el cuerpo de una gran ave y solo el rostro de una mujer. Con el tiempo y las deferentes interpretaciones de los mitos, las sirenas fueron tomando la forma de una mujer con cola de pez; en varias interpretaciones se decía que las sirenas tenían un hipnótico canto que llevaba a los navíos a peñascos donde rondaban, esto es relatado en la "Odisea de Homero" donde cuenta ver estos lugares llenos de cuerpos que encontraron su final con el canto de unas sirenas.