Euforia por las historias - Cachorro y Copo de Nieve

Era la mañana de navidad y los hermanos Petterson estaban emocionados, la noche anterior había nevado y sabían lo que eso significaba. Luego del desayuno, sus padres abrieron la puerta principal de la casa liberando así a los cuatro hermanos, que salieron desenfrenados corriendo por toda la blanca escena entre risas y celebración, pero había un quinto integrante que se sumaba a la diversión, el pequeño cachorro de la familia, al que amaban inagotablemente.

Luego que se habían calmado un poco, dieron inicio a la ejecución de su obra maestra "el muñeco de nieve", bajo la dirección de Patrick, el hermano mayor, ya un adolescente, sus hermanitos, trajeron todo lo necesario y mientras, el pequeño cachorro se paseaba entre ellos para que lo acariciaran un poco. Pero conforme a iba avanzando el tiempo, se iban concentrando más y más en su creación, ya hasta tenía nombre, "Copo de Nieve". Al cachorro ya no le estaba agradando esta situación, desde que había llegado a casa, toda la atención era para él ¿por qué entonces ahora era para el redondo amigo con sombrero de copa?

Con el muñeco terminado y agotados los hermanos por tanto trabajar, se recostaron en el suelo, pero de la nada, el pequeño can salió desde detrás de Copo de Nieve y con su hocico atrapó una de las ramas que le eran de brazos. Luego, a gran velocidad, se llevó el otro brazo. Los hermanos se echaron a reír, entraron a casa con él y se prepararon para el resto de la celebración.

Llegada la noche, estaban todos muy bien vestidos, hasta el cachorro llevaba un suéter muy mono, se encontraban calentitos y felices, se sentía amado y también ganador, pero miró por la ventana, su adversario, solo en medio de la fría noche, permanecía en el jardín. El cachorro se dio cuenta de que lo que hizo estuvo mal, por lo que salió y llevó ante Copo de Nieve sus ramas. Patrick se había dado cuenta de lo que sucedía.

-¿Te arrepentiste no?- dijo el hermano mayor con una sonrisa compasiva en su rostro mientras acomodaba las ramas en el lugar de sus brazos.

Esa navidad todos fueron muy felices y unidos y el cachorro aprendió que el amor de su familia por él nunca iba a cambiar, en cambio, podían juntos amar a más personas.