La Guerra, Monstruo Grande

El primer ministro británico Winston Churchill, es un personaje casi de ficción; a él, el mundo que se gobierna en democracia, le debe parte del triunfo en la segunda guerra mundial. Algunas de sus alegóricas frases siempre han sido tema de reflexión, por ejemplo, esta es una de ellas: “La política es casi tan emocionante como la guerra y no menos peligrosa; en la guerra nos pueden matar una vez; en política, muchas veces"

El tema de la guerra es recordado cada 28 de julio, debido al comienzo de la primera guerra mundial en 1914; -la gran Guerra- la chispa que provocó el detonante fue el asesinato del archiduque Franz Ferdinand.

Claro, en Europa ya había varias naciones aliadas para hacerles la guerra a las otras, -enfermedad de la conciencia humana- En todas épocas de la humanidad, unos países les han hecho la guerra a los otros; sin embargo en 1914, todo el mundo reconocido, sufrió a causa de estos belicosos enfrentamientos. Una canción bien conocida interpretada por Mercedes Sosa y escrita por León Gieco, nos recuerda el dolor colectivo: “Solo le pido a Dios, que la guerra no me sea indiferente, es un monstruo grande y pisa fuerte; toda la pobre inocencia de la gente”

Un 11 de noviembre de 1918, se firmó un armisticio iniciado por los alemanes, suspendiéndose las hostilidades de las partes beligerantes; desde 1899 en la Haya, se contemplaba esta salida por mutuo acuerdo. Sin embargo en la segunda guerra mundial no ocurrió lo mismo, allí los ejércitos aliados en cabeza de Winston Churchill, terminaron la guerra venciendo y humillando principalmente a los ejércitos alemanes. En palabras del mismo Churchill, así lo declaró: "Hitler sabe que tendrá que rompernos en esta isla o perder la guerra; si somos capaces de enfrentarnos a él, toda Europa podrá ser liberada y la vida del mundo podrá avanzar hacia las tierras altas, extensas e iluminadas por el sol”

José de San Martín fue otro prócer que demostró un talento militar único en el arte de la guerra, qué ayudaría a liberar los pueblos de Chile y Perú; y como la guerra es un monstruo, murió empobrecido y en el exilio. Terminemos con otra de sus declaraciones públicas: “Un buen gobierno no está asegurado por la liberalidad de sus principios, pero sí por la influencia que tiene en la felicidad de los que obedecen”