Estoy seguro que todos aquí tenemos algún contacto que hace alarde en redes sociales de sus habilidades culinarias publicando fabulosas fotografías de sus platos, que si un pastel de chocolate, que si un "cupquei" muy colorido o una pizza alucinante, bueno el amigo mío colocó algo que llaman el santo grial de los "fashion foods": la paella española.
Es una realidad todos aquí con esto de la cuarentena y el confinamiento en casa nos sobra tiempo para ponernos creativos en la cocina, por lo que no me pareció mala idea hacer una paella por primera vez en mi vida. Tenía el principal protagonista del asunto: el arroz, también los mariscos, almejas y hasta chipichipis margariteños, los pimentones y los "petipuás", vamos que todo esto eso prometía un desenlace legendario.
Por alguna razón tenía una sarten paellera que obviamente nunca usé y que sospecho estaba allí en el fondo del gabinete de las ollas desde antes que el meteorito de Yucatán acabara con los dinosaurios. Por supuesto, pongo el celular en la campana de la cocina y busco en youtube algún tutorial de cómo hacer una paella valenciana y manos a la obra.
No es por nada, pero que cosa tan HORRIBLE aprender a hacer una paella vía Youtube, para empezar ese arroz demora tres eternidades y un día en cocinarse, pero solo basta que atiendas por un minuto a quien toca la puerta pidiendo azúcar y al volver observar como todo está chamuscado. Los pobres camarones pidiendo perdón, los pimentones más parecían chicharrones y lo poco que no se había quemado del grano era de cualquier color menos amarillo.
Claro la expectativa era muy grande para el resultado final y aunque fue un desastre mi paella la próxima que haga seguramente me saldrá mejor, total aún sobra tiempo y quizás lo consiga antes que saquen la famosa vacuna contra el coronabichito o el Chapo se escape por tercera vez.
Carlos D. Pérez Guerrero / @waraira777