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Es un hecho, la generación de mis padres fue bastante reprimida en lo que se refiere a los asuntos sexuales, mucho más por el hecho que en sus tiempos la iglesia católica ejercía una influencia tremenda sobre la sociedad venezolana y el sexo definitivamente era un tema tabú.
Al crecer y establecer su propia familia, la generación que ahora les toca a ellos formar cuentan con más acceso a la información de la que ellos tuvieron sin contar con el hecho que la iglesia católica ya no es tan influyente como antes y los chicos ya no son tan fáciles de influenciar con el "coco" del pecaminoso sexo.
De niño era muy curioso y lamentablemente esta cualidad para mis viejos era más bien un pesar, ni hablar para los curas de la escuela católica donde estudiaba que vivían preocupados por mí alma. Tantos mis padres como los maestros evitaban hablar del terna del sexo o que se le pareciera conmigo, por lo que había que buscar la información por otros medios.
Sinceramente el interés por el tema me vino por mi vena comercial. En la escuela pasé de vender las barajitas de jugadores de béisbol o fútbol y las historietas de héroes a los catálogos de lencería de mi madre dada la demanda en este tipo de artículos que había entre mis compañeros. El negocio se puso más lucrativo cuando en casa de mi primo encontré el santo grial: sus revistas pornográficas, eran tantas que no creo que se de cuenta que le falta a su cajón sagrado tres o cuatro ejemplares.
Obviamente antes de distribuir las revistas entre mis compañeros de escuela tenía que observar lo que allí se publicaba. De más está decir que en los años 80 eso de tener un computador en casa era para ricos y ni hablar de la conexión a internet así que amigos millenials y postmillenials si se preguntaban por qué no usaba esas herramientas pues ya saben la razón. Sabía que pasaba algo, mi mente me decía: Wao, ¿así son las chicas cuando crecen?....¿y ese tipo por qué lo tiene tan largo?.... Vaya, cuánta gente jugando sin ropa, debe ser divertido.
Un día los curas de la escuela llaman a mis padres, a uno de mis "clientes" lo descubrieron con una revista y por la presión me delató. Los estúpidos curas casi me expulsan, les dijeron a mis padres que mi conducta era inaceptable, que lo más probable es que vaya directo al infierno por ceder a la tentación de los placeres de la carne, que deben aplicarme un castigo ejemplar ( no bastaba con los padres nuestros y Ave María que me hicieron rezar además de negarme en recreo por un mes).
En casa esperaba un sermón pero en mi interior quería que mis padres me explicaran por qué los adultos se veían tan contentos en esas revistas, si era normal eso que vi en las fotos. Mi madre le tiró la pelota a mi viejo: te toca a ti hablar con él sobre "eso". Mi padre me llevó a mi cuarto, me senté al borde de mi cama esperando una larga conversación, bueno, el resultado más bien fue un monólogo corto: Esas cosas las puedes hacer cuando seas mayor y punto. Que sea la última vez que me vengan con quejas de ti y menos sobre este tema. Estás castigado.
Vaya, menos mal que tiempo después crearon el internet.
Carlos D Pérez Guerrero / @waraira777