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No hay forma, es que es algo imposible, mentirle a mi madre sin que ella notase la farsa. Por mucho que lo analizara, lo maquinara y planificara que va, ella siempre lograba descubrir la mentira casi de ipso facto sin necesidad de llevarme a un cuarto oscuro con una lámpara apuntando mi rostro.
Recuerdo que en la escuela era buen estudiante, pero cuando ascendí a la educación secundaria mis notas se fueron derrumbando en la medida que incrementaba mi interés en el sexo opuesto y en las salidas con amigos. Era evidente que lo bajo de mis notas traerían como consecuencia prohibiciones de salidas y mesada limitada, no podía permitir que eso sucediera.
Situaciones desesperadas generan acciones Igual de desesperadas por lo que yo sabía que vendría el momento de la entrega de la boleta y evidenciar ante mis padres lo pésimo estudiante que soy. Tenía que hacer algo, opté por lo más lógico: la falsificación de mis notas, al menos hasta que logre entregar una boleta más digna.
Hice algo inimaginable: conseguí una cartulina del mismo color de las que entregan en el liceo, luego ubiqué a alguien que hiciera el arte, ya saben, el logo de la institución, las materias y los espacios para la numeración y por supuesto el sello. El resultado fue impecable, creo que quedó mejor que la original, está vez lograré salirme con la mía son que mis padres, bueno, mi mamá se de cuenta, vamos que acabo de realizar el crimen perfecto, al menos eso creía yo.
La noche anterior le dije orgullosamente a mi madre: "Mami, no creerás lo bien que me fue en este lapso", a lo que recibí de respuesta un "ya veremos". Las notas eran una maravilla: castellano y literatura 9, matemáticas 9, geografía 10, sociales 10, en fin, de la noche a la mañana era el nerd del salón, vaya contraste con la boleta real la cual parecía la masacre de Texas de tantos números en rojo acompañados de decepcionantes comentarios negativos de los profesores.
Llegó el momento de la verdad, todo este esfuerzo debía pasar por el filtro de mi madre,saqué el triptico falso con las notas de Newton y se las di a ella, sabía que si pasaba ese escollo mi objetivo estaría consumado. Mi madre sólo abrió la boleta y sin siquiera observar el contenido dirige su mirada hacia mi , mira mi rostro por 5 segundos y luego me dice: ¡ Quiero ver la verdadera boleta!, yo estaba impactado, sólo podía balbucear que esa era la real mientras por dentro pensaba ¿cómo coño se dio cuenta?, pregunta que instantes después ella misma me respondería: -Mira carajito, ¿tú crees que yo soy pendeja?, desde cuando Castellano se escribe con "Y"?
Sólo una palabra rebotaba en cada rincón de mi cabeza: !Mierda!
Carlos D. Pérez Guerrero / @waraira777