Maravillas de la niñez

De niño esperaba cada tarde para reunirnos con algunos amigos del caserío donde vivíamos; el motivo era para ver la tele y los dibujos animados; una señora que tenía una pequeña tienda, nos dejaba entrar sólo una hora, para observar alguna serie en blanco y negro; reíamos hasta llorar con las travesuras de Tom y Jerry, con el marino Popeye y sus espinacas, el pájaro loco, entre otros. La única condición era llevar una moneda para comprar algún confite. En estos días leía una frase de Roald Dahl donde dice que los adultos son demasiado serios; se les olvida reír a carcajadas; él dice que es mejor escribir para los niños, pues así también mantiene activa su sonrisa.

En este mes de abril que terminó, llegó la noticia del fallecimiento del director y creativo Gene Deitch. Él fue uno de los responsable de nuestras cortas horas llenas de sonrisas por las travesuras del ratón, para con el gato. En 1960, ganó un óscar por mejor cortometraje. Comenzó su carrera como ilustrador para elaborar planos para avión, convirtiendo el dibujo en su pasión de vida y la caricatura a través de los dibujos animados.

Recordemos que dentro de cada uno de nosotros, siempre habita un niño, que desea sonreír, divertirse jugando; no silenciemos esas bellas expresiones, que siempre nos mantendrán en plenitud. Recordemos las palabras de Ángela Schwindt: “mientras tratamos de enseñar a nuestros niños todo sobre la vida; nuestros hijos nos enseñan lo que es la vida.” ¡Ah, dejemos emerger cada día a nuestro alegre niño soñador!