“El buen combate es una experiencia única, sin precio, todas las demás vivencias se convierten en información o recuerdos. Sí, porque aprendes a luchar, a ganar y, a aceptar la derrota; puesto que ambas pueden ser impostoras” Parafraseaba el abuelo a su aprendiz en una de tantas caminatas por la arena con los pies descalzos, porque su mentor siempre dijo que estar en contacto con la arena marina o la tierra, era estar conectado a sus raíces. -decía:-todos somos tierra sagrada o somos arena con infinitud de guerras cumplidas o por guerrear. Tú verdadero Ser se expresará plenamente cuando decidas convertirte en un Guerrero de la Vida. Entonces estarás en guerra contigo mismo, porque un guerrero se la juega por algo grande que sólo él puede ver, o por una nueva locura que quizás ayude al mundo o, a un amigo. Si esa guerra se convierte en causa, el universo te enviará al ángel que te acompañe, y la sociedad girará su vista hacia ti.

El caminante de joven tuvo que enfrentarse al ultimátum que recibió en su casa paterna, de someterse a disciplina o abandonar aquel hogar. Salió a caminar por la playa como estaba aprendiendo de su mentor; se encontró en un mar de incertidumbres debido a que no tenía otro sitio donde dormir y tampoco conocía una fuente de ingresos. Desvió su caminar en busca del abuelo de la playa. Aquel día conoció el arte de la guerra personal. De eso tratan estas líneas, me agradará saber que me acompañas...

Como te dije; el arte del guerrero está en aprender a escucharse así mismo, al viento y, a las señales que emite la naturaleza y la persona; de ahí que el escritor chino Sun Tzu diga: “Los guerreros victoriosos ganan primero y luego van a la guerra, mientras que los guerreros derrotados van primero a la guerra y luego buscan la victoria” Sin embargo, ten paciencia con tu proceso y siempre sigue los enunciados del Creador Eterno. Cuenta con mi amistad, mientras estés cerca.

El caminante recuerda que no ha sido fácil, entender y vivir como un guerrero de la vida; pero siempre enfrenta el buen combate con óptima actitud, pero desapegada; aprendió a recibir con gratitud cualquier resultado.