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El trabajo dignifica a los seres humanos. Creo que desde que tenemos uso de razón, todo a nuestro alrededor gira en torno al trabajo: mamá trabaja en la casa y fuera de ella; papá también trabaja. Los hermanos mayores deben trabajar para ayudar con los gastos del hogar. Los niños aunque no trabajan, con un horario preestablecido, deben ayudar a hacer algunas actividades, lo cual pudiera considerarse otra forma de trabajar. Las niñas venezolanas, por ejemplo, desde muy pequeñas deben aprender a barrer la casa, a fregar los utensilios de cocina, a arreglar la cama y a cocinar. De alguna manera, debemos prepararnos para ocuparnos en un futuro del cuidado de nuestra familia y de la casa.

Yo aprendí desde niña a limpiar y a planchar bien. Fue por eso que cuando me fui a estudiar Docencia para otra ciudad, distinta a donde vivía, tuve que desempolvar estos conocimientos, forjados en mi infancia, para trabajar en casas de familia y así ayudar a mis padres a costear mis estudios.

Cuando uno trabaja, valora más aún el dinero; creo que hasta pecamos de "tacaños". Por eso, siempre me he preocupado por administrar muy buen mis ingresos.

Estudié y me gradué con excelentes calificaciones, razón por la cual me dejaron trabajando en la Universidad donde me había tocado estudiar. Esto significó para mí la alegría más grande del mundo.

Al principio, por allá por los años 1997, el salario de un profesor universitario era realmente bueno. De modo que un profesional como yo podía cubrir sus necesidades personales, pero también ahorrar para adquirir una vivienda y un carro.

Sin embargo, la situación política y económica de Venezuela cambió, y los profesores universitarios comenzamos a padecer precariedades económicas; ya casi nadie podía comprar una vivienda; los ingresos apenas alcanzaban para alimentarnos.

Ha habido en el país una tendencia a menos preciar a los profesionales; y no les miento si les digo que una persona que nunca ha estudiado, y trabaja como obrero, recibe el mismo salario que un docente universitario, con Maestría y Doctorado, como es mi caso.

Acá en Venezuela el sueldo mínimo es 130 Bs. (Es decir, menos de 4 dólares), que son aproximadamente 19 steem. Sin embargo, los profesores universitarios ganamos un poco menos de 10 dólares quincenal, y un bono de alimentación de 30 dólares. Este es mi ingreso quincenal; y el único que tengo formalmente.

Aparte de mi salario como profesora universitaria, mi segunda fuente de ingreso es Steemit. Por eso cada día trabajo más por la plataforma, pues de mi trabajo acá depende no sucumbir económicamente. Administro mi dinero con "pinzas quirúrgicas". Es decir, cualquier error o desliz financiero puede acabar con la vida de mi menguado presupuesto. Tengo fe en Dios de que las cosas en mi país cambien para bien, y que volvamos a tener una economía estable, que no nos quite la sonrisa diariamente.

Lo bueno de mi trabajo en Steemit es que disfruto escribir, leer y comentar. Por acá les comparto una foto de algunos exalumnos.

Me gustaría invitar a @marcybetancourt, @blessedlife y @ruthjoe. Aquí la información