"hwc-story01" Juicio familiar

in hive-179660 •  7 days ago  (edited)
En el tribunal se sentía la tensión por el caso de los hermanos Vargas. Ese día iban a comparecer la madre de Luis Vargas y de Eduardo Vargas, además estaría la esposa del fallecido: Luis.

El juez ingresó a la Sala Penal y abrió el caso sobre: Suplantación de identidad. El imputado era Eduardo Vargas, quien se había aprovechado de la muerte de su hermano gemelo Luis para administrar sus bienes materiales y vivir en el hogar del fallecido.


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El juez llamó a la madre del acusado.

—Señora Rosario Gómez de Vargas, ¿qué me puede decir sobre la relación de sus hijos?

—Bueno, señor magistrado, los cinco minutos de diferencia de nacimiento entre Luis y Eduardo siempre fueron trascendentales en la vida de ambos. Luis era un muchacho estudioso, trabajador y colaborador en la casa. En cambio, Eduardo era inteligente, pero indisciplinado. Siempre desarrolló la habilidad para engañar a todo el mundo. Eso sí, era muy amoroso, y se robaba el corazón de quienes compartieran con él. Mientras que Luis era su opuesto, siempre estaba silencioso, y jamás demostraba afecto por nadie. Mire, abogado, yo diría que tuve dos hijos exactos físicamente, pero contrarios en lo espiritual.

El juez escuchaba con atención a la madre de los gemelos, y luego preguntó:

—¿Usted se dio cuenta de que Eduardo estaba suplantando a su hermano Luis?

La madre respondió:

—Sí, señor juez, inmediatamente me percaté de eso, ¿Qué madre no lo haría?

—¿Y por qué no dijo nada?

La madre de los gemelos hizo un gran esfuerzo para no llorar, pero su tono de voz cambió:

—No dije nada por Lucía, la esposa de Luis. Jamás había visto a esa muchacha tan feliz como cuando estaba al lado de Eduardo: sus ojos brillaban de amor, de pasión, de dicha. Él la enamoraba con sus detalles; y ella juraba que, por fin, el terapista de pareja había logrado hacer que Luis dejara de ser una máquina de hacer dinero que era para convertirse en el hombre que ella siempre soñó: idealista, sin estrés laboral, dispuesto a pasar días enteros en la playa, en el bosque o en la cama, viendo televisión. Atendiéndola como a una reina, sobre todo haciéndola reír.

El juez, que no había tomado su bolígrafo para escribir nada. Por primera vez hizo algunas rápidas anotaciones.

—¿Y usted no le preguntó a su hijo Eduardo por su hijo Luis?

—Sí, lo hice, señor juez, y me dijo que no me preocupara, que eso había sido un acuerdo entre él y su hermano. A mí, en realidad, quien me preocupaba era Lucía, porque esa niña siempre ha sido como una hija para mí, y yo sabía que ella sería la que saldría perdiendo en este juego de los gemelos. Pero, Eduardo me engañó, no había ningún acuerdo entre él y su hermano; la verdad era que mi hijo Luis había fallecido en un accidente fuera del país, y que el único que sabía sobre lo sucedido era él. Por eso aprovechó las circunstancias para engañarnos, pues siempre deseó tener lo que su hermano tenía.

Allí sí, la señora lloró desconsoladamente.

El juez se tomó un tiempo para que ella se calmara. Y luego dijo:

—¿Usted sabe que su hijo Eduardo cometió un delito y podría permanecer en prisión por tres años?

—Sí, señor juez, sé que esa es la condena. Pero yo quiero rogarle que lo deje libre a mi hijo. Yo soy una mujer vieja, que solo tuvo a estos dos muchachos. Ahora se me murió uno, y el que tengo vivo estará en la cárcel. Esto es una muerte casi segura para mí. Dígame qué debo pagar, y yo lo pago. Pero, no lo condene a prisión.

—Bueno, señora —dijo el juez —la denuncia la puso la esposa del fallecido. Por eso estamos en este juicio. Y, precisamente, ahora toca el turno de ella.

—Señora Lucía —dijo el juez —usted denunció al señor Eduardo Vargas por suplantación de identidad. ¿Qué puede decir al respecto?

—Sí, Magistrado, yo lo denuncié, porque estaba muy dolida por el engaño que él nos hizo a todos y me sentía frustrada al no poder enterrar a mi esposo con los honores que merecía. Luego él se encargó de los negocios de mi fallecido esposo sin decir nada. Fue así como me enteré de que mi marido tenía deudas, difíciles de pagar, y Eduardo logró negociar con los acreedores algunas formas de pago para salvar a la empresa de la quiebra. Y, en lo que respecta a mí, como mujer, debo decir que él logró hacerme sentir la felicidad, con sus detalles, con sus conversaciones amenas y, lo más importante de todo esto fue que creyó en mí, y me incorporó a la gerencia de los negocios, entonces, comencé a sentirme como una persona útil e inteligente. Confieso que quise castigar a Eduardo por sus mentiras. Pero, el tiempo ha pasado, y deseo retirar la denuncia. Dígame qué debo hacer, y yo lo haré, magistrado —dijo Lucía.

El juez dio un receso para evaluar los argumentos de la madre del imputado y de la demandante. A todas estas Eduardo tenía tres meses en prisión esperando el veredicto.

Transcurrida una hora de receso, se retomó la audiencia y el juez tomó la palabra para dar su veredicto:

—El delito de suplantación de identidad se confirma. Pero como la demandante se retracta, y ya el imputado tiene tres meses de prisión, que es la pena mínima para el caso, se considera que cumplió la misma. Pero, la demandante debe pagar una multa de 1.500 dólares por haber traído a tribunal un asunto personal, y luego arrepentirse de su demanda. Con esto cierro el caso —dijo el magistrado, haciendo sonar tres veces su martillo de justica.

Lucía estuvo de acuerdo con el veredicto. Pagó la multa y fue a esperar con la señora Rosario a que liberaran a Eduardo de la prisión.

Desde ese día, no hubo familia más feliz que los Vargas. Lucía está embarazada, después de muchos intentos fallidos con su esposo fallecido, y ahora espera gemelos. Siempre dice con cierto miedo: "Ojalá que con mis hijos no se repita la historia de Luis y Ernesto".


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Fin

Me gustaría invitar a este concurso que promueve @sur-riti a mis amigos @casv, @aplausos y @genomil. Aquí la información

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Excelente, herma....muy buena

Gracias, herma.

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Hello respected madam,
You have written a story with a very tight screenplay, court room dialogues, mother's affection, mother's love for her son despite being a criminal, very sensitive dialogues.
I also liked the story very much. I apologize to say that, but I had written in my contest that this story should have a maximum of 300 to 500 words.
But your mind was not satisfied with writing such a short story.
Thank you from the bottom of my heart.

Jajaja. Tienes razón. Rompí las reglas. Pero cuando hablan los sentimientos es difícil detener la pluma, jeje. Gracias portu valoración. Espero que no te hayas cansado leyendo el relato.

No, I did not mean it that way at all, I have read many novels and serials, length does not matter, but actually I am a new contest organizer, so I am not used to reading many entries carefully. And the words coming from your valuable pen are priceless for me, and I always respect you. Keep your blessings on me.

Jeje. Un abrazo