Estoy muy complacida de decir presente en la dinámica que ha organizado nuestra querida amiga @anasuleidy porque, daré mi punto de vista sobre cuál es la manera indicada de comer las caraotas. Sin más preámbulo, comienzo con mi participación.

  Desde que la memoria me lo permite, sé que soy fan empedernida de los frijoles negros o, caraotas como las identificamos en Venezuela y, de acuerdo a lo que me ha contado mi familia, este amor surgió desde la primera vez que pude comer caraotas porque, en esa ocasión no dejé ni siquiera medio granito triturado sin degustar.

  En mi ciudad natal (Barquisimeto), las caraotas son un platillo estrella y, al momento de degustarlas, solemos ser un tanto peculiar porque, sin ningún inconveniente las mezclamos con pasta, una arepa, queso, mantequilla y suero acotando que, esta unión es una explosión de sabores muy encantador que nos lleva a la mejor experiencia culinaria.

  Durante un tiempo llegué a pensar que, todos teníamos la misma modalidad de comer caraotas sin embargo, cuando me mudé a Puerto Ordaz, descubrí que la mayoría de las personas en esta ciudad disfrutan degustar este delicioso platillo con un toque azucarado acotando que, esa gran novedad para mi fue y sigue siendo un acontecimiento muy desconcertante porque me cuesta mucho procesar que uno de mis platillos favoritos también se come dulce y, respeto mucho el gusto de estas personas pero, para mi la manera idónea de disfrutar las caraotas es con su auténtico sabor salado.

  Mi historial con las caraotas siempre ha sido encantador y, tengo una anécdota que me causa mucha risa recordarla a pesar de lo incómodo que fue ese momento porque, en mi mente no estaba degustar las caraotas dulces en alguna ocasión. Esta historia sucedió en una reunión del colegio a la que asistí; entre el menú de almuerzo que teníamos, había caraotas y la señora que estaba repartiendo me preguntó si quería; inmediatamente le dije que sí porque de todas las opciones que íbamos a degustar ese día, sin duda alguna este platillo era mi opción favorita y, con mucha emoción me dispuse a esperar ese almuerzo tan encantador para mi.

  Cuando finalmente llegó la señora con mi delicioso platillo de caraotas acompañado con arroz, me dispuse a degustarlo pero, en la primera cucharada me llevé una sorpresa muy inesperada; esta fue que las caraotas estaban dulce y de manera instantánea expulsé lo que había comido porque no me gustó ese sabor dulce en mis frijoles negros y desde ese momento; no quise volver a tocar dicho platillo. Los que estaban en la reunión se comenzaron a reír y me decían que esa era mi bienvenida a la comida guayanesa ya que, en esta ciudad los granos se comían con su toque azucarado.

  Les confieso que, independientemente de que no me guste el dulce, pienso que la manera correcta de comer las caraotas es salada y, sé que existen platillos donde mezclan el dulce con lo salado pero, en cuanto a granos se refiere, con sal es más sabroso y, esto lo pude ratificar el día que por error probé los frijoles negros con azúcar.

  Aunque me encanta comer caraotas, en Puerto Ordaz solamente las como en mi casa porque, aquí la mayoría les gusta prepararlas con su toque dulce. Sin embargo, cuando voy a Barquisimeto sí me siento en total libertad de aceptar que me inviten a degustar este delicioso platillo ya que, allá somos fieles creyentes de que, las caraotas Se comen saladas.

¡Muchas gracias por leer mi publicación!

^{Las imágenes presentadas en esta publicación, son de mi autoría, fueron tomadas con mi teléfono celular Tecno Spark Go 2024 y tienen exclusividad para esta publicación}